En adecuada caracterización conceptual la tasa de interés es la remuneración que el capital financiero percibe por el préstamo de una magnitud determinada cuando financia al capital productivo o al propio estado, basado en un legítima causa o relación de la economía destinado a la obtención de una mayor optimización del sistema funcional económico. El interés, entonces, es una retribución totalmente legítima que le corresponde al capital que financia una actividad a cargo de los factores de la economía. En la economía argentina, el tema de la tasa de interés ha sido y es hoy, más que nunca, una cuestión que afecta de modo disvalioso al mecanismo funcional económico más que cualquier otra variable y de cualquier origen que sea ese otro vector que se escoja para cotejar su fundamental influencia. En el ciclo temporal previo al nuevo gobierno, las tasas de interés fueron una variable que aprovechando la libertad relativa de los agentes del sistema y las altas tasas del BCRA, alcanzó promedios excesivos que no obstante, no superaron la situación de trabazón del dispositivo económico. En el actual ciclo de la economía argentina y tomando nota de su gravedad, se busca corregir las causas de un agregado de consecuencias que se entienden constituyen una tarea o freno para el adecuado funcionamiento de la economía. Y se tomaron medidas de autoridad monetaria que en efecto recortan el interés por su valor excesivo. Veamos esas decisiones claves de sistema de economía y andamiaje monetario, y luego veremos que las mismas fueron resistidas. registrando con ello que no comparten la estrategia de la reducción de la retribución del capital financiero si el ente financiero nacional no se adecua en cuanto encajes y usos del capital que tienen por obligación las banco privados en aras de dinamizar la economía. Se redujo la tasa de referencia que paga el estado vía Banco Central, al régimen de los bancos comerciales, bajando de picos de 70 % hasta el 40 %. Se redujo el importe de las comisiones que cobran los bancos por la gestión de los fondos depositados por los usuarios del sistema. Se redujo las tasas de interés al 55 % que cobran las tarjetas de crédito, bajándolas de un franco desvarío del 250%. En materia de tasas no bancarias, no podrá superar el 25% del promedio de la tasa de créditos personales de las entidades financieras. Los bancos no podrán comunicar a los usuarios por 180 días incrementos en las comisiones que cobran ni informar la creación de otras nuevas. En igual sentido el Central resolvió prohibir el uso del débito directo interbancario y el débito inmediato (Debin) recurrente para el cobro de cualquier concepto vinculado a préstamos. A su vez los clientes mantienen la posibilidad de dar de baja un débito directo en su propio banco, sin la necesidad de contactar a la empresa recaudadora. Todas medidas que tienden a recircular el dinero existente de la economía como emanación multiplicadora reproductiva. Sin embargo los bancos no están en esta línea, ya que para lo depósitos en plazo fijo amortizan un interés fijado en una banda de 27 al 34 % máximo, según relevamientos de consultoras dedicadas a monitorear estas variables de la economía. Esto demuestra que la franja que existe entre el 27 o el 34 % como máximo que pagan los bancos respecto del 40 ó 44 % de Leliq que perciben como tasa por prestarlo al BCRA, demuestra que prefieren privilegiar su interés ya que no maximizan un mayor pago posible a los ahorristas. Por eso decimos que la materia del interés en argentina es un problema que persiste de modo restrictivo para la adecuada dinamización de la economía.

 

Por Dr. Mario Luna y el Prof. Fabián Nuñez 
Jáchal