El cinematográfico caso de José Francisco López, el exsecretario de Obras de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, parece un tiro de gracia para el kirchnerismo. Ni los más groseros defensores del ‘modelo’ se animan a refutar lo que desde el martes ven por TV o leen en los diarios. Se acabaron las militantes defensas basadas sólo en frases como el ‘partido judicial’, argumento que tanto enarboló Cristina mientras fue presidenta para justificar las investigaciones sobre los funcionarios que ella tenía a su mando. Con lo ocurrido el martes, a jueces como Sebastián Casanello o Julián Erconlini, el primero detrás de la ‘Ruta del Dinero K’, y el segundo en la causa ‘Hotesur’, no les quedará otra que dirigir hacia la expresidenta la investigación conducida por las obscenas pistas que ya vio todo el país: fajos y fajos de dinero sin declarar, sin poder justificar, en lo que a todas luces representó una metodología del kirchnerismo para saquear al Estado. ¿Dónde va a terminar todo? Nadie se anima a predecirlo, pero todos esperamos que llegue hasta el hueso, hasta la médula, y que caiga quien tenga que caer, en cualquier lugar del país donde haya ocurrido algo parecido. No hay que olvidar que López fue secretario de Obras Públicas, por tanto tenía relación con todas las provincias por igual. En el caso de San Juan, por lo que giojistas y otros dicen, no tenía una buena relación con el exgobernador José Luis Gioja, y más de uno cuenta que López le frenaba expedientes a la provincia, lo que lo enfrentaba con el actual diputado nacional. Dicen en los pasillos del peronismo que los gritos entre el sanjuanino y el ex número dos de De Vido a veces atravesaban las paredes de las oficinas del Ministerio de Planificación Federal. Igual, ya nada es garantía de nada. Todos estamos sospechados, y está bien que así sea.
