Existen motivos suficientes para creer que uno de los mayores hecho de violencia de la historia en una cancha de fútbol, como el del miércoles último en la ciudad de Port Side, al Norte de Egipto, se originó por razones políticas debido al permanente clima de tensión que se vive en ese país, después de la destitución de Hosini Mubarak, hace casi un año, exacerbado por la tendencia incontrolada a la agresión y ferocidad de las rivalidades en este deporte.

Pero más allá de las causas que provocaron el desastre egipcio, en el que murieron 71 personas y hubo más de 300 heridos, lo preocupante es que no es la primera vez que sucede algo similar y que no estamos exentos de que vuelva a ocurrir si no se toman medidas conducentes para evitar los choques de hinchadas antagónicas.

En el caso de los hechos acontecidos en la cancha de Al Masry, donde el equipo local se enfrentaba a Al Ahly, en un clásico de la liga egipcia, los incidentes se originaron en el campo de juego desatando luego la estampida de los espectadores.

En la historia del fútbol mundial hubo otros hechos de violencia en los estadios motivados por diferentes causas. En un partido preolímpico entre Argentina y Perú, el 24 de mayo de 1964, 301 fanáticos murieron por las avalanchas y agresiones desatadas. En Guatemala, en octubre de 1996, también una avalancha provocó la muerte de 80 personas y la tragedia de la +Puerta 12+, el 23 de junio de 1968, precisamente durante un Boca-River, dejó un saldo de 71 personas muertas por una avalancha que encontró a una de las salidas del Estadio Monumental cerrada con candado.

En Johannesburgo, Sudáfrica, y Bruselas también hubo incidentes en los que murieron 43 y 39 personas respectivamente.

En un intento de que estos hechos no se repitan, se ha sugerido empezar a revisar el diseño y las características de los estadios de fútbol; replantear medidas de seguridad, tanto internas como externas; optimizar los controles que se implementan para cada evento deportivo respecto de elementos que puedan ser ingresados a los estadios; observar el comportamiento de los organizadores de los eventos y buscar una solución al tema de los denominados barrabravas, que pueden llegar a actuar motivados por diversas circunstancias.

Ante la violencia en el fútbol corresponde generar la conciencia necesaria para que los aficionados, simpatizantes o hinchas comprendan que las canchas no deben ser el ámbito para manifestarse en forma irracional ante distintas motivaciones, sino un sitio donde encontrar diversión sin poner en peligro la vida.