En toda sociedad hay personas que tienen cierta importancia teniendo en cuenta la función del cargo que desempeña, título que posea, méritos, que les confieren una distinción en el trato que los diferencia de la mayoría de las personas. Esto ocurre en diversos ámbitos, sea religioso, el Papa, recibe el tratamiento de su Santidad, Santísimo Padre, Sumo Pontífice o Beatísimo Padre. Igual sucede para el estamento militar, civil, o académico.
La utilización del tratamiento adecuado es un símbolo de respeto hacia la persona a la que se dirige. El más utilizado sin lugar a dudas es el tratamiento de Señor, Señora, Don, Doña, especialmente en escritos.
Ahora bien el Bicentenario nos trae a la memoria que se produjeron cambios políticos en el escenario americano en general, y también esta situación repercutió en el uso de nuevos tratamientos. En España todavía se conservan títulos nobiliarios como el de duque, marqués, conde, vizconde, barón, y desde luego los tratamientos reales hacia los reyes, sus majestades, príncipe e infantas, sus altezas reales. Pero durante la colonia muchos españoles en América conservaron estos títulos, cuya realidad se transformó a partir del "25 de Mayo", una revolución que a partir de esta fecha dio inicio a todo un proceso que nos llevaría a alcanzar nuestra Independencia.
Por ello la Asamblea General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata "da por extinguidos los títulos de marqués, conde, y barones, en todo su territorio a partir de mayo de 1813". Inclusive se resuelve que todos los individuos que fueron retirados de sus empleos antes del "25 de Mayo" de 1810 y que por lo mismo se les hubiese conservado, o considerado alguna pensión o sueldo, queden absolutamente privados de ello, es decir se les eliminan los privilegios que gozaban.
Al año siguiente la Asamblea por decreto "ordena que a sus secretarios, al del Consejo de Estado y al de la Comisión permanente se les dé, de oficio, de aquí en adelante, el tratamiento de Señoría".
Mientras que por medio de circular del año 1816 se comunica que al "General en Jefe del Ejército de los Andes, Coronel Mayor Don José de San Martín, se le confieran las facultades a Capitán General con el tratamiento de Excelencia".
No obstante más allá de recordar estos casos anecdóticos, si se quiere, prefiero rescatar algunas palabras del ciudadano José Ignacio de la Roza, Teniente Gobernador de San Juan, quien al aproximarse el "25 día grande de nuestra regeneración política, es indispensable, manifestar con demostraciones del más decidido patriotismo, el júbilo y alegría propia de verdaderos republicanos", en definitiva se trata de vivir a pleno el Bicentenario con nuestra participación.