"Fueron años de cercos y glicinas, de la vida en orsay, del tiempo loco. Tu frente triste de pensar la vida tiraba madrugadas por los ojos...", reza el poema de Cátulo Castillo en homenaje a su amigo, el gran Homero Manzi. 
Se ha ido el "Quito" Bustelo. Una huella de trineos navideños subidos a un jingle a modo de un canturreo familiar para los sanjuaninos, acuñado en la que fue una de las más importantes radios del país, un cantito amado en esta tierra, le indica el camino de la inmortalidad. 

Fueron años, aquellos, de ideales, de sembrar el país pulso a pulso, sueño a sueño, arruga a arruga. Entrábamos nosotros con nuestras guitarritas baratas, ilusionados y casi temblando, al sótano ilustre calle Mendoza casi Rivadavia, a realizar la primera entrega de un programa que terminó siendo de más de un año y con público presente. En el hall de entrada, contiguo a la sala de transmisión, nos esperabas vos, cordial, gran pinta, pura sonrisa y personalidad. Desde entonces nos consideramos tu amigo. Por eso en este momento me asalta a pechazos del corazón aquella vez cuando te enojaste porque festejamos en otra radio los 40 años con el canto. Hasta que te explicamos que no lo habíamos programado nosotros, sino esa otra emisora. Querido "Quito", ¡qué emoción comprobar que nos considerabas como patrimonio de la enorme y entrañable Radio Colón.

Don Ricardo Berger, flaquito y risueño, declara su amor a la radio afirmado en el primer peldaño que da a calle Mendoza. Don José L. Rocha, con sus enormes lentes y su bonomía, nos transmite su sabiduría desde su taller en el subsuelo. Los hermanos Chialella afinan las quimeras de una de las primeras organizaciones deportivas radiales que hizo punta en la República junto a su hermana de aquella Radio Los Andes, comandada por don Néstor Antonio Gahona. Los radioteatros nos venden desde la aventura de un dial a Fachenso el Maldito o al León de Francia, y la Pandilla del Tío Melchor instala a Alberto Vallejos en la cúspide del amor, que es más amor con voces infantiles. 

Desde la consola, el negro Donaire, el petizo Sarmiento o el negrito Vallejos acomodan un día de gloria y fantasía para que nuestra gente se sienta más de acá bajo el respaldo de una radio que supo interpretar los sueños de esta tierra. Lucho Román, Rony Vargas, Mario Pereyra, el Negro Romero, Hugo Rodríguez, Néstor Páez, Luís Grillo, Borsalino, Sarita Valle, Vega Mestre, Santos Domingo Quinteros, Norma Quartino... No debo nombrar más, porque caeré en omisiones injustas, porque esta radio se llenó (y nos llenó plenamente) de voces amigas, ecos señeros, mensajes trascendentes. Y vos, "Quito" Bustelo, siempre del lado de la audiencia, protegiendo y respaldando tanto talento nacido de este suelo.

¡Cómo no decir que tu ideología diferente a la nuestra jamás fue motivo de ninguna marginación! Los gestos de la buena gente son normales, pero a veces algunos oscuros vericuetos del alma no dejan espacio a la normalidad.

La mañanita sanjuanina, perfil de veranos ácidos e inviernos quebradizos, está improvisando rondas por la calesita de la vida, como haciendo tiempo, hasta que tu paso señero y cordial vuelva por sus cabales a iluminar pensamientos desde el apostolado de tu bella y apasionada prédica mañanera.