En "’La visión regresiva”, el Explorador Cuscu (quien ya fue descripto en una nota anterior, en este mismo espacio) se apartó hacia uno de los lugares de menor contaminación que llevaba por nombre el de "’Sierras Azules”. Este territorio estaba emplazado hacia el Oeste Medio anterior a la región de la Precordillera de los Andes, entre La Quebrada del Zonda y las mencionadas sierras.
Inmediatamente después de los grandes enfrentamientos de la guerra desatada y habiendo transcurrido tan solo unos meses, situábamos ya a principios del 2014. Un mañana de sol de un día en el que por el calendario ya no podía fijarse la fecha exacta, pues el desquicio dejado por los enfrentamientos era tremendo e imposible de medir, tuvo lugar la visión. Siendo las 11 hs AM y levantándose por la mañana se asomó al balcón de su pieza y observando el cielo hacia el extremo Este vio que el cielo comenzó a obscurecerse portando nubes gigantescas y grises al momento en que hacia el otro costado derecho de su casa los sollozos de una de sus hijas se escuchaban clamando a viva voz ¡no puede ser!, cuando del cielo caían decenas de gorriones y horneros ya sin vida aniquilados por ese nubarrón que se aproximaba. Y sucedió que todo el cielo se opacó cuando de aquel mismo punto cardinal en gruesos límites de extremo a extremo y en paralelo millones de aves víctimas del fenómeno enmarañadas entre sí surcaban los cielos. Eran ya, no sólo los resultados de las cruentas batallas sino además el último signo, final de los tiempos.
Repuesto de la visión junto a su esposa e hija "’Cheche” como testigo de aquella y luego de un momento, comenzaron a llegar sobrevivientes de todas las latitudes, de todos los puntos cardinales huyendo de ese Armagedón. La última batalla había comenzado y tendrá una duración de 30 años. En ella todas las fuerzas de los humanoides Polidos están a merced del mal, hasta que pasada casi una generación de luchas finalmente el Explorador como aliado de los justos, venciera en el futuro del cual vino. (La batalla del Armagedón es descrita en el Apocalipsis como anterior al llamado milenio. Los reyes de la tierra se reúnen en Megiddo -montículo fruto de la acumulación de distintas capas de restos arqueológicos de la antigua ciudad- para luchar contra el Cordero de Dios, pero son derrotados por Jesucristo y sus ángeles, arrojando por último la bestia que los comanda, junto con el falso profeta, al lago de fuego, mientras Satanás será atado en lo profundo del abismo por mil años-Ap. 16:16.).
El despertar del letargo en el cual los hombres de la década del 2010 y en este presente de 2013-14 en el que se encuentran sumergidos por el afán de tener sin procurar lograrlo con el esfuerzo de la voluntad para el trabajo en la ley del bien, sin ideologías ni populismo arbitrario, les podrá significar la liberación absoluta por el conocimiento o el encadenamiento terminal en la obscuridad de la necedad.
El Explorador Cuscu está luchando en este dilatado presente junto a sus fieles canes, entre otros, "’Dianita Lelu”, "’Rita”, "’Chichas” y "’Pulgui”, para develar y hacer descubrir la verdad oculta de los despreciables intereses de los Polidos; y "’la visión regresiva” que trae consigo el germen del desenlace final, abrirá así camino al último destino, el de la única oportunidad y extraordinaria opción, la de cambiar para el bien, la de rescatar la ley -que en sus orígenes fuera la rectora de toda conducta y decisión personal-. Y como decíamos entonces,aún resuelto viajante del tiempo, vencedor de grandes cruzadas astrales de nuestra contigua Vía Láctea. Daniel "’El Cuscu”, regresaba del futuro en el que finalizó la guerra que por tiempo indeterminado el hombre "’había pactado”, tuvo finalmente su resultado y desenlace. Nadie supo cual fue este, pero lo que sí se sabe es adonde fueron a parar los humanoides Polidos y con ellos toda la raza humana de sus seguidores. Los simples humanos que pudieron mantenerse firmes en la virtud, la ley y el incondicional amor a la raza humana de los leales de corazón, tuvieron su honra de honor y gloria.
El encuentro concluyente del Explorador con su madre "’Sarina” de quien todo lo había aprendido fue categórico para sus finales logros y así su estirpe antigua mediterránea de luchador incansable va a significar el símbolo de la paciencia que desde su nacimiento que aquella dio, puso término por tres generaciones de enfrentamientos a la postrera y eterna vida de encuentros con los escogidos y tomados como justos de entre los desviados al final del camino.
(*) Pedagogo. Filósofo y escritor. Autor de la disciplina pedagógica "’Artística Integrada’".