La declaración por parte de la OMS (Organización Mundial de la Salud) sobre la finalización de la epidemia del ébola en países de África Occidental, ha sido recibida con gran optimismo en todo el mundo, al comprobarse la efectividad que tuvieron las medidas profilácticas aconsejadas para combatir esta enfermedad mortal, producto de un virus de fácil transmisión.
El brote de ébola surgido en diciembre de 2013 en los países de Guinea, Liberia y Sierra Leona, mantuvo en vilo al planeta por la rápida forma en que se propagó llegando a provocar 28.500 infectados y más de 11.300 muertos, algunos de estos casos fuera de los límites del área afectada.
Desde el último caso registrado hace más de 40 días en Liberia se ha logrado superar el doble del plazo del período de incubación de la enfermedad, lo que se ha tomado como parámetro para declarar el fin de la epidemia.
De todas formas la OMS aclaró que el trabajo no ha terminado y que va a seguir apoyando a los estados africanos más afectados, ya que se pueden dar nuevos casos y hay que estar alerta ante esa posible situación. En ese sentido la organización ha previsto arrancar con ‘un período de alto control’ que se extenderá durante los próximos 90 días.
Un ejemplo de cómo el esfuerzo conjunto de la comunidad internacional pudo llegar a frenar un virus que se presentaba como una amenaza para la humanidad, implementando medidas de acción directa en países emergentes que precisan de la solidaridad de todo el mundo. Algo similar se tendría que plantear con el dengue que amenaza a nuestro país.