Señor director: 


A pocos días de su toma de posesión, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, admitió en parte la veracidad de los informes elaborados por los servicios de inteligencia sobre la piratería informática ordenada por Vladimir Putin durante la campaña electoral. 


Lo que no ha quedado nada claro es hasta qué punto ese espionaje ha podido favorecer en las urnas a Trump, aunque haya tenido como efecto colateral que se dude de la solidez de la propia democracia norteamericana. Sí, ha quedado patente que la primera potencia del mundo, como ya ocurrió con el escándalo de Wikileaks, no parece capaz de garantizar la seguridad de los sistemas informáticos controlados por el Gobierno, lo cual no deja de ser inquietante. 


Los pueblos del mundo miran con incertidumbre lo que pueda pasar con la asunción de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.