Según cifras oficiales, alrededor de seis millones de pesos dejó el último fin de semana largo de visitantes en diferentes lugares de San Juan, con un 73% de ocupación hotelera. Calingasta tuvo 90%, Valle Fértil 80%, Iglesia 70% y un 59% cubrieron las plazas disponibles en nuestra ciudad. Sobre el frío número estadístico, se observa una avidez del turista por el contacto genuino con la naturaleza que esta provincia ofrece acompañado de la bonhomía y hospitalidad de su gente.

Sin embargo, se debe poner énfasis tanto desde la esfera estatal como desde el ámbito privado en la calidad de información que se ofrece al visitante. Una buena folletería, mapas actualizados, puestos de emergencia; centros sanitarios; posibilidades de acceder a cajeros automáticos en los diversos departamentos; las ofertas hoteleras con un rango de precios y medidas de seguridad que lleven tranquilidad a la población anfitriona y a quienes llegan en busca de descanso y esparcimiento. El mantenimiento de los caminos y de las señales viales, especialmente en rutas de mayor riesgo, deben ser tenidas en cuenta por los responsables del área, porque se trata de una vivencia muy particular y de una mala experiencia se forma una imagen incorrecta de un centro turístico que presente alternativas de excelencia.

Más allá de los imponderables es interesante ver al turismo no sólo como recreación sino como inversión y más aún como ingreso de recursos. Perfeccionar todo sistema no es en vano. A la naturaleza siempre hay que ayudarla, la presencia humana es trascendental y se obtiene buenos dividendos ofreciendo productos locales, circuitos atrayentes y servicios que orienten y hagan vivir al visitante gratos momentos.