Cruzar en la Cordillera de los Andes, una aventura en familia desde hace 20 años.

 

El Paso Internacional de Agua Negra fue abierto para la temporada 2018 – 2019, el 28 de noviembre pasado por autoridades de Argentina y Chile. Cabe recordar que la primera vez que se abrió el paso a la circulación de vehículos hacia ambos lados de la frontera fue en 1965; tras un periodo de clausura, se reabrió desde 1994 de manera ininterrumpida hasta la actualidad. Pero en la historia de este camino, quiero contar una anécdota. "Corría el año 1988. Segunda quincena de enero. Queríamos unir San Juan con la Cuarta Región. Nada conocíamos del camino, sólo referencias. Sólo mi hermano Ricardo Mario, se había tomado el trabajo de averiguar algo. Aventura total, con dos movilidades y familias completas. Repleto de temores e intrigas. Curva y contracurva, pendientes, trepadas, trayectos enripiados e interminables. Luego de varias horas de andar y andar, el mar y la arena nos dieron la mejor de las bienvenidas. Habíamos transitado Agua Negra sin problema alguno. ¿Éramos conscientes de semejante travesía? Seguro que no. Aquella juventud amortiguaba la inconsciencia. Desde entonces, todos los años vamos y venimos por Agua Negra, en distintas movilidades, en soledad, acompañados. Pero siempre priorizando hacer el cruce por San Juan. Solamente un par de ocasiones el corte de ruta nos llevó a unir ambos países por Mendoza. Desde entonces (1988), hasta la fecha, la asistencia en ruta es casi nula. Sólo la buena voluntad de un pequeño número de automovilistas. Durante muchos años, ni siquiera la presencia de trabajadores de las Vialidades Nacionales entregaban garantía de asistencia en ruta, sin que sea una tarea asignada. Entonces así es la pasión por cruzar Agua Negra, año tras año, durante 20 temporadas inolvidables.

Pero desde hace un par de años, la ruta se ve "invadida” por maquinarias y personal de empresas adjudicatarias de la pavimentación de Agua Negra. Decenas de kilómetros con señalización oportuna, cartelería acompañando el trayecto, ensanches de la traza, miradores fascinantes. Todo bien, hasta que este año, un desperfecto casi termina en tragedia. Un cortocircuito en el motor llenó nuestro cuerpo de temores y de las peores amenazas. En medio de la inmensidad, sólo acompañados de familiares. Nuestro vehículo no podía avanzar ni un centímetro más. El sistema electrónico estaba bloqueado. Todavía el olor a quemado se respiraba. ¿Qué hacés en ese caso? Sin señal telefónica, con automovilistas que pasaban sin siquiera preguntar si necesitábamos algo. Incertidumbre en territorio chileno. Hasta que un par de los nuestros, subidos a una gigante roca, comenzaron a agitar ropa blanca con insistencia. Advirtieron que en la lejanía había un obrador de una de las empresas encargadas de la pavimentación. Pasados los minutos apareció un par de camiones con operarios a bordo. Bajaron y se hicieron cargo de la situación. Desde regar el sector, colocar conos, herramientas, alambres, cintas aisladoras y manos a la obra. Una hora de tarea casi artesanal con enorme entrega, solidaridad y responsabilidad. Percance solucionado. Atrás todos los miedos. Adelante todas las ilusiones por llegar al terruño.

Marco, Rubén, Mauro, Álvaro y uno de ellos apodado "el Tecito”, quien nos llegó a contar que es de Vicuña. Que tiene su casa a metros de la Estación Copec. Que ahí nos espera para que nos contemos la vida la próxima vez. Que le digamos a todos que siempre "Tecito” está para servir. Así es Agua Negra hoy, 20 años después de aquella primera travesía, menos riesgos, menos piedras, más asfalto, menos soledad, más realidades. Agua Negra, cada vez más consolidada. Con "Tecito incluido”.

 

 

Por Antonio Nacusi   Periodista