Un interesante trabajo publicado en éste medio por la Dra. Gladys Aballay Meglioli (Filología Hispánica), sobre un tema vinculado a la historia de nuestra patria que todos tenemos la obligación de conocer, me motivó a agregar algunos conceptos que nos conciernen a los sanjuaninos.
El 15 de julio de 1825 fue sancionada en San Juan la famosa "Carta De Mayo”. Es decir, han pasado 187 años desde que nosotros, los sanjuaninos, valerosos, jamás temerosos, plantamos un hito que quedó grabado en la historia patria: Suscribimos aquí, en nuestra provincia, la célebre Carta de Mayo y hoy a mi me agrada recrear esa historia, un poco en homenaje a la Patria y un mucho en homenaje a mi provincia…mía sí y de Sarmiento, de Laprida, de Fray Justo Santamaría de Oro, o Cantoni y Bravo, entre tantos otros.
Veamos pues esa historia: La famosa Carta de Mayo, constituye el antecedente mas lejano (y por supuesto el primero), de nuestras constituciones provinciales que poco a poco fueron organizando institucionalmente a San Juan. Este documento es una obra que se debe a un gran comprovinciano, Salvador María del Carril, hoy denostado por algún historiador. Su contenido debe agregarse al de otras cartas similares sancionadas en Santa Fe en 1819 (en realidad fue una Constitución según ha expresado algún estudioso); el estatuto de Corrientes de 1821; el de Córdoba en el mismo año, y el Reglamento
de Entre Ríos de 1822, que constituyeron la férrea voluntad de los pueblos del interior de someterse a normas que, aunque parezcan parches, constituyen un importante embrión de la futura y definitiva organización de nuestro país.
Volviendo al inicio, la Carta de Mayo sancionada en nuestra provincia en 1825, es un auténtico instrumento que forma parte de nuestra historia como país, como provincia, como pueblo libre que a cualquier precio quería romper definitivamente las cadenas que nos oprimían.
Luego de sancionada nuestra Independencia en 1816, los sanjuaninos tuvimos el valor de sancionar esta célebre Carta de Mayo, que suplió transitoriamente un verdadero y definitivo ordenamiento institucional.
A manera de síntesis señalaré algunos conceptos del documento que son interesantes de analizar:
"Preámbulo: La H.J. de las RR de la provincia de San Juan: Considerando que concluida la guerra de la independencia de la Nación Española…Considerando pues que el dicho soberano Congreso quisiera que los pueblos y provincias con el designio de allanar el camino que debe conducirle, en estas circunstancias sumamente difíciles, a la organización general…Por consecuencia, urgiendo en la mente de los representantes, la necesidad de que el Estado corresponda a la expectación del mundo adecuadamente…por tales motivos y usando de su soberanía ha acordado sancionar irrevocable y fundamentalmente, los principios en que estriba el todo de la administración de San Juan y las garantías en que reposan los derechos del ciudadano y del hombre en dicha provincia…”. "La Carta de Mayo: Art. 1¦: Toda autoridad emana del pueblo y los poderes públicos, instituidos constitucionalmente en la provincia, no tienen por objeto sino el interés, la utilidad y la necesidad que produjo esencialmente su asociación con el fin de procurar el mayor bien de cada uno y de todos los asociados…”. "…Art 4¦: Cada individuo puede pensar, opinar y sentir libremente sobre todos los objetos a la facultad de las facultades mentales intelectuales, sin que sea responsable a nadie de su pensamiento o sentimientos…”. "Art 10¦: Todos los habitantes y ciudadanos de la provincia, están igualmente sometidos a las leyes y ninguno será obligado a obedecer, si no se lo manda en virtud de alguna ley”. "Art. 15¦: Todo ciudadano tiene derecho a las ventajas comunes que pueden nacer y se originen del estado de sociedad y desde luego, ningún hombre es mas libre que otro…”.
Como ya lo expresara en párrafos precedentes, la tiranía del espacio, me obliga a mal sintetizar este importante documento de nuestra historia. Pero es necesario que aunque sea algo, de esos antecedentes, llegue a nuestros ciudadanos, muchos de los cuales pueden no recordar adecuadamente algunos detalles de nuestros cimientos institucionales.