Esta semana el Ejecutivo lanzó a la opinión pública lo que, según algunos asesores, provocará un nuevo modelo en la guerra contra la delincuencia. El Gobierno, que recibe todos los palos referentes a este tema, repartió responsabilidades entre dos actores de reparto: intendentes y vecinos. Los primeros serán animadores políticos inmediatos que sin escapatoria deberán "ensuciarse" las manos. Y los segundos, los vecinos, voceros de los incesantes reclamos -reales por cierto-, ahora no podrán quejarse solamente, ya que se los ha invitado a participar. En ambos casos, el no, sería casi inmoral por la situación misma: lo de los intendentes sería catastrófico, ya que la batería de anuncios viene con dinero incluido. Y en el caso de los vecinos, el negarse a firmar una planilla, sería simplemente irresponsable. En cuanto a si servirá o no para bajar los delitos, tiene un presente auspicioso, pero habrá que esperar algún tiempo ya que sólo en la práctica se podrán ver los resultados. Una perlita política de las que siempre hay: ocurre en medio de un clima tenso en el Ministerio de Gobierno, como ya se escribió en esta columna hace meses. El problema, contrariamente a lo que muchos creen, no es del Ministerio de Gobierno hacia abajo, es del ministro con un par, dicen. Final abierto.
El Gobierno de la provincia pudo haber comprado 128 patrulleros y equipamiento antes. No lo hicieron porque estaban convencidos de que con el solo hecho de comprar equipos, colocar más policías o más vehículos en la calle, no se bajan los porcentajes de la inseguridad. Al menos eso dijeron repetidas veces. ¿Por qué lo hace ahora? Nadie quiere contestar. Es real que el Gobierno necesitaba una respuesta urgente. Los "caceroleros" sanjuaninos apuntaron a este ítem como la mayor falta del local y todas las encuestas dicen lo mismo: es la mayor preocupación de los sanjuaninos. Gioja sostiene que el proyecto de imponer un permiso para que dos personas viajen en moto va a salir, quizás con alguna modificación pero que va a aprobarse. De igual forma, el Gobernador es consciente de que no cayó bien en la gente. Con ese antecedente es que avanzan ahora con otra idea: la de abrumar a la delincuencia con la presencia policial en las calles. No es mala, todo lo contrario, son recetas que ya se han usado en varios lugares. El ministro de Gobierno, Adrián Cuevas, negó que se trate de un plan y dijo que desde que Gioja es gobernador, se vienen haciendo cosas para combatir la inseguridad y que ésta es una de ellas. Ojalá, el Gobierno esté decidido a emprender seriamente este combate y que el próximo paso sea el de atacar el Poder Judicial, en el buen sentido por supuesto. Se está registrado el mayor recambio generacional del que se tiene memoria en la Justicia sanjuanina, quiera Dios que quienes sean los nuevos actores, tengan la voluntad que no se ha demostrado hasta ahora. Claro, hace falta un cambio en la conducción también, porque de ahí para abajo será imposible. Es esa la lucha que el Gobernador debe dar urgentemente, ya que de otra forma todas estas buenas ideas terminarán en un cajón junto a las altas estadísticas de la inseguridad.
En cuanto al efecto político, hay que decir que Gioja debió salir a poner la cara en este tema. Él lo contó a la gente, asumiendo la responsabilidad de que si no funciona, los palos serán para él. No lo quiso hacer con el proyecto del permiso para andar en moto de a dos y mandó a Adrián Cuevas a divulgarlo. En este caso, está bastante más convencido y, como se trata de una iniciativa que demanda apoyo político por el convite a los intendentes y los vecinos, puso la cara, volvió a palmear la espalda de su ministro de Gobierno y salió al ruedo.
La de la perlita política es muy simple: ayer, en una entrevista en Radio Colón se le preguntó al ministro Adrián Cuevas sobre codazos entre sus pares, a lo que respondió: "…por nuestra actividad política es normal que siempre haya codazos…". Pudo haber dicho que no, que siempre es una opción. Quizás la más simple, la que cualquiera hubiese usado, incluso sintiendo los golpes. Pero dijo que sí, lo admitió. No se sabe si envió un mensaje, pero, incluso, sin esa voluntad, se leerá de esa forma. Una fuente dentro del Gobierno provincial dijo ayer: "Cuevas no se equivoca". Por eso, final abierto.
