El tema no es tanto "el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo”, sino que la cuestión verdaderamente pasa por eliminar una vida. Para el caso están comprometidos ambos, hombre y mujer. El hecho de que en diversos momentos de la historia de la sociedad este tema se haya instalado como debate, bajo ningún concepto exime al hombre de omitir el planteo acerca del derecho a la vida, pues más que un derecho, es decir considerando antes de que se pretenda hablar de su derecho e implicancia, siempre está la vida. Es increíble que se haya instalado en la sociedad este enfoque quebrantado con decidido empeño tal posición por sobre el concepto del origen de la vida misma; al mismo tiempo, la capacidad ilimitada como superior del propio placer sexual arremetiendo contra la vida y construyendo una apología del egoísmo sin interesar lo que deriva de una relación como resultado, otra vida. Lo que sucede es que nadie quiere un compromiso o bien se ignora por falta de educación; podríamos llegar a decir hasta que poco interesa la familia, pues, como se expresan ciertas personas…”yo soy dueño de hacer lo que quiera” o tal vez,…"’ a mí, no me manda nadie” o quizás,…"’ esta es mi vida y es privada”, como si cada uno "’legitimara” constantemente para sí cada conducta sea cual fuere lo que pondría en evidencia que habrían tantos sistemas de moral como personas existan, nada más absurdo y más apartado de la misma conciencia humana.

Evidentemente ante tal circunstancia, no se repara sobre daños y perjuicios o si se prefiere, homicidios en masa que permanentemente se justifican. Es que el hombre y la mujer alientan los derechos propios pero no valoran la vida de los demás. Y más grave aún la de un ser que no pidió ser concebido pero que antes de nacer se encuentra con que su vida es eliminada.

No debería haber campañas sobre la factibilidad del aborto, sino campañas de educación, responsabilidad y prudencia sexual. Ministerios y gobiernos deben trabajar en ello; toda familia debe conocer al respecto. Se debe instruir a jóvenes y adultos, pues el tema no es como algunos pretenden, circunscribirlo a la esfera de lo confesional o de las creencias, sino que es un tema del derecho natural y positivo. Si bien es cierto que en el campo espiritual este contenido toma trascendencia, será por la preparación y el conocimiento de sus responsables y no un mero compromiso con la palabra.

La Cámara de Diputados de San Juan tuvo un rol fundamental el pasado año para sancionar el proyecto de ley "’Protección a la vida del concebido”, pero la Comisión de Asuntos Constitucionales, la única que no tuvo despacho, impidió su tratamiento en el recinto y truncó el futuro educativo de tantos niños y jóvenes que podrían haber sido formados, no sólo en las familias, sino desde la escuela, Jardín de Infantes, Primaria, Secundaria y hasta en la misma Universidad, para aprender a valorar la vida desde su mismo origen. Señores diputados, ¿pueden ustedes responderle a la ciudadanía rindiéndole cuenta para nuestro San Juan, qué hicieron con el proyecto? ¿Es que acaso no deben seguir la voluntad del pueblo de tratar los proyectos sugeridos y de convertirlos en ley? Señores diputados, nuestra población merece y debe conocer lo que ustedes encausaron como proyecto. Nos preguntamos, ¿qué saben al respecto nuestras universidades, el Ministerio de Salud y Educación, el Ministerio de Desarrollo Humano, el Ejecutivo Provincial, nuestros jueces, funcionarios y más aún, que ocurrió señores diputados de la provincia de San Juan con el proyecto que llevaron adelante y que trascendió por todos los medios de comunicación?

San Juan hizo historia el pasado año recepcionando nuestra Legislatura Provincial de manos de jóvenes de distintos departamentos más de 30 proyectos que nuestros legisladores ignoraron, sin darse lugar a verdades que importan para la vida,…¿es que acaso darán mayor importancia a cosas de la muerte, como por ejemplo el aborto?

La ciudadanía merece una respuesta urgente de diputados, que tomen su compromiso no asumido en este problema así como la Comisión de Derechos Humanos y Educación de la citada Cámara, lo tomó. Señores diputados de San Juan, hay que definirse por la vida o por la muerte, tomando parte y demostrándolo. Recordemos que se debe dar testimonio ante hijos, hermanos, familiares, amigos y ante el pueblo entero.

Si el costo del placer es destruir una y cientos de vidas, entonces festejamos como en el circo romano la muerte de miles de inocentes porque no sólo nos sentimos con el derecho sino además con el deber de decidir por los demás.

Si la apariencia de ser como somos se manifiesta por un aborto será una verdad que ningún niño del mundo querrá tenernos como padres. Recordemos: "’antes del placer está la vida y por ella nos complacemos en vivirla”.

(*) Pedagogo. Filósofo. Escritor. Orientador educacional y periodista cultural.