A un mes de su fallecimiento recuerdo que con don Alfredo, como cariñosamente llamábamos al Dr. Alfredo Avelín, teníamos largas conversaciones enriquecedoras, sobre nuestro querido Pocito, la Villa Aberastain, Carpintería, su gente, las costumbres etc… Hoy ese diálogo ya no puede ser, de ahí esta evocación al ausente y lo hacemos en su homenaje con un proverbio árabe: "El agradecer tiene tres formas: Un sentimiento en el fondo del corazón. Una expresión de reconocimiento y un obsequio de comprensión”.

Siempre hablábamos de historia y de literatura, no de política. Muchas veces tuvimos el privilegio de conocer versos que aún no habían sido publicados: "Con el cielo en las espaldas y la pupila en el surco/ se riegan las raíces de cada plantación / el hombre y la familia en un canto de esperanza/ siembra la semilla del fruto y del amor”.

Alejado de los cargos que le tocó desempeñar se dedicó a escribir. En algunas de sus obras muestra e insiste lo que para él fue una constante preocupación; el problema de los hielos continentales, la preservación de los glaciares, el cuidado del medio ambiente, temas donde se explaya y fundamenta, muestra temor por el futuro, ya que sin agua no hay vida.

Hasta el ocaso de su vida estuvo escribiendo, de manera febril sin darle descanso a su creatividad y su pluma. En esas obras que fue editando quedó la flor y el fruto de sus preocupaciones y evocaciones.

Al saber de su muerte pensamos en su vida, en Lucila (Barbarita) Nolléns cuya muerte le dejó un vacío que no superó ni con el tiempo, Ella si se fue triste por las injusticias que sufrió, pero le recordábamos lo dicho por Pitágoras: "Lo peor de la injusticia no es del que la sufre, sino del que la ejecuta”.

Hay un latido que une lo material con lo espiritual, en ese latido estará siempre el recuerdo que evoca. Lucila lo acompañó siempre, él puso el trabajo de sus afanes y el palpitante testimonio de sus obras, aparte de sus actividades profesionales y de ciudadano. Llegó el final de su peregrinar terreno, entregó su alma al Señor y allí: "En el altar solemne de todas las edades/ hay palabras que nadie ya podrá olvidar/ Dios, tierra, sol, Universo, sed y desierto/ agua del mundo belleza y claridad.”