Jóvenes participantes en las olimpíadas, en un momento de recreación en la Villa Olímpica.

A pocas horas de la clausura de los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, se puede anticipar que más allá de todos los inconvenientes propios de la organización de un megaevento de estas características, el saldo es altamente positivo. La Argentina ha dado muestras de capacidad organizativa al haber ofrecido a las delegaciones participantes de distintos países del mundo, el ámbito adecuado para la práctica de cada uno de los deportes que han incluido estos juegos que se realizan por tercera vez en la historia y por primera vez fuera del continente asiático. La primera edición tuvo como sede a Singapur, en 2010, mientras que la segunda fue en Nakin, China, en 2014. Es decir que nuestro país ha hecho posible que este evento trascienda las fronteras de donde se originó, para dar muestras al mundo entero de que con esfuerzo y dedicación es posible la realización de este tipo de acontecimientos con el nivel esperado.


Cabe recordar que este evento multideportivo, que se realiza cada cuatro años, en dos versiones, una estival y otra invernal, está promovido por el Comité Olímpico Internacional (COI) y cuenta con la participación de atletas de todo el mundo de entre 15 y 18 años.


En sus orígenes, estos juegos fueron planteados como respuesta a la creciente preocupación mundial por la obesidad infantil y la baja participación de los jóvenes en actividades deportivas. Ahora se le ha agregado el carácter educativo y cultural y la promoción de los valores olímpicos en los jóvenes.


Más de 4.000 atletas de 206 países son los que se han dado cita en esta justa deportiva que dejará un importante legado para el deporte local, ya que las magníficas instalaciones que se están utilizando para cada una de las disciplinas quedarán para convertirse en el futuro Cenard (Centro nacional de alto rendimiento deportivo). Lo mismo que los edificios de la Villa Olímpica, ubicada en Villa Soldati, en el Sur de Buenos Aires, que una vez terminados los juegos pasarán a mano de familias a las que se les han adjudicados estas 1.200 viviendas.


Más allá de los medalleros que puedan resultar favorable a uno u otro país, lo importante de este evento es que se ha podido cumplir con el objetivo de que las naciones compitan en paz y que los jóvenes participantes se preparen con vista a los Juegos Olímpicos 2020, a realizarse en la ciudad de Tokio, Japón.


Es notable el trabajo previo que ha hecho la Argentina en la preparación de sus atletas, que hasta ahora, poco antes del cierre, estaban obteniendo más de 20 medallas. Esto le permite a la Argentina ocupar el séptimo lugar del medallero en general, detrás de Rusia, China, Japón, Italia y Hungría.


Si bien el proceso previo ha estado a cargo de Carlos Mac Allister, uno de los secretarios de Deportes de la Nación que más ha trabajado en el interior del país, con las federaciones de cada especialidad, y con el Enard (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo), estos juegos han servido para que se anuncie el remplazo del funcionario. Al término de esta justa deportiva, el nuevo secretario de Deportes será Diógenes de Urquiza, quien intentará seguir con la acertada política deportiva de Mac Allister.


Para el nuevo funcionario es fundamental seguir alentando la práctica de deportes en todos los ámbitos, como se lo ha venido haciendo con los Juegos Evita o los Juegos Provinciales. Estas competencias intercolegiales e interbarriales permiten la participación masiva de niños y jóvenes en una actividad que además de alejarlos de las calles les posibilita incorporar valores sociales que posibilitarán que sean mejores personas en el futuro inmediato.