El ciclista estadounidense Lance Armstrong, protagonista del mayor escándalo en la historia del deporte por haber ganado nada menos que siete Tours de Francia consecutivos y la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, gracias a un formidable programa sistemático de dopaje y transfusiones de sangre, ya fue condenado por los entes organizadores que lo despojaron de todos sus trofeos y por la comunidad deportiva internacional.

Pero el tremendo fraude del otrora ídolo mundial, ahora también tiene cargos económicos según una demanda del Departamento de Justicia de Estados Unidos, ya que el Servicio postal de ese país (USPS) fue el patrocinante de su tramposa seguidilla de triunfos. El correo oficial le pagó casi 40 millones de dólares al equipo de Armstrong para sus incursiones europeas y otros 17 millones entre 1998 y 2004, al entonces director del equipo, Johan Bruyneel, y a la empresa que lo gestionaba, Tailwind Sports.

La gravedad de la demanda se pondera con la figura de enriquecimiento ilícito, tanto por los citados pagos como por otros beneficios directos o indirectos, dice la demanda. El caso es también atípico porque el fraude contra el Estado violó también la política estricta contra las drogas ilegales de EEUU. La investigación gubernamental se inició el octubre pasado y ayer se completó la demanda luego de recibirse los testimonios de 26 personas, entre ellas 15 ciclistas profesionales que aportaron detalles de lo que se considera una maniobra deportiva con "con el más sofisticado, profesionalizado y exitoso programa de dopaje que el deporte haya visto jamás”, según el informe de mil páginas. El caso es realmente aleccionador y necesario para que el juego limpio no sea un slogan más.