El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, renovó su mandato en unas reñidas elecciones. Aunque ganó la mayoría relativa al obtener 31 bancas del Parlamento unicameral israelí, que consta de 120 escaños, deberá armar una coalición de gobierno lo más amplia posible. Su lista conjunta entre el Likud, su partido, y el ultranacionalista laico Israel-Beiteinu, de Aviador Lieberman, perdió 11 bancas, en una dispersión de votos que golpeó a sus simpatizantes y alimentó la esperanza de sus opositores. Pese a que los sondeos vaticinaban una victoria asegurada de Netanyahu y sus aliados de ultraderecha, al final hubo un empate. Su bloque y el bloque rival, de centroizquierda, lograron respectivamente 60 escaños.

En este contexto, Fair Lapid, el periodista televisivo que fue la gran revelación de los comicios, al convertirse en la segunda fuerza del país, pasó a ser el personaje clave de las complejas negociaciones para formar gobierno. Su nuevo partido de centro, Yesh Atid, que significa "Hay futuro" obtuvo 19 bancas, superando con creces las mejores previsiones. Pero no será fácil que se pueda unir junto a los partidos aliados de la derecha, como son los partidos religiosos ultraortodoxos. Es que Lapid quiere cambiar el sistema según el cual los religiosos de la ultraortodoxia no hacen el servicio militar, una cuestión candente en Israel. También habrá que ver si Lapid está dispuesto a unirse con el joven multimillonario Naftali Bennett, líder del partido ultranacionalista y religioso que obtuvo 11 bancas y que excluye la creación de un Estado palestino y propone la anexión del 60% de los territorios palestinos. Lapid es de la idea que sin un diálogo y un acuerdo con los palestinos, la identidad judía y sionista de Israel está en peligro.

La cuestión económica tampoco es secundaria en la preocupación de los ciudadanos. A partir de recientes encuestas, aparece la grave crisis socioeconómica del país como su peor pesadilla.

La operación de noviembre contra Gaza y las alarmas sonando en Tel Aviv y Jerusalén por la llegada de los cohetes de Hamás y Yihad Islámica volvieron a situar el conflicto en primer lugar durante unos días, pero el eterno asunto no ha logrado desbancar a la crisis de la economía israelí.

Netanyahu podría ser por tercera vez jefe de Gobierno si logra hacer una alianza. Sea como fuere, pocas veces en la historia política israelí de los últimos años la formación de gobierno tras las elecciones generales ha presentado un abanico tan amplio de posibilidades.