Determinar la existencia de las ondas gravitacionales en el universo, una de las grandes incógnitas de la Teoría de la Relatividad del científico alemán Albert Einstein -en sus estudios de principios del siglo pasado-, tal como se ha revelado ahora, significa un hito sin precedentes de la ciencia y la astronomía en los estudios de los fenómenos naturales más complejos.

Hasta el propio cerebro privilegiado de Einstein sostenía en 1916 que sería imposible para la ciencia de ese tiempo poder detectar la energía que a través de esas ondas, los cuerpos más violentos del espacio liberan su energía en forma de masa. Pensaba entonces que al tener tanta distancia con la tierra, serían imperceptibles al momento de su llegada.

Sin embargo esta presencia real, ajustada a la teoría, se ha logrado gracias a la tecnología actual comprobándose que cuando los fenómenos naturales son muy violentos, como la explosión de una Supernova, la deformación del espacio-tiempo no permanece en el lugar, sino que se transmite a través todo el espacio-tiempo como ondulaciones, conocidas como ‘ondas gravitatorias”. Estas viajan en el espacio a la velocidad de luz y deforman tiempo y espacio y para hacer una comparación elemental, su génesis es comparable con los efectos generados cuando se arroja una piedra a un espejo de agua.

La última gran predicción de la teoría de la relatividad general de Einstein que quedaba por constatar en forma directa, se ha logrado con un salto científico colosal, como el revelado el jueves último en Washington. Ya nada será igual en las investigaciones de los cuerpos celestes porque ha comenzado una nueva era en la astronomía, según los propios investigadores.

Este asombroso descubrimiento es para los argentinos un motivo de orgullo, ya que una de las protagonistas de la detección de ondas gravitacionales, previstas por Einstein, es la doctora Gabriela González, formada en la Universidad de Córdoba y casada con Jorge Pullin, un físico egresado del Instituto Balseiro, de Bariloche. Gaby, como la conoce el mundo científico, dedicó toda su carrera a la búsqueda de este fenómeno que abre una nueva era en la cosmología.

El primer experimento que hizo Gabriela González durante su doctorado en Estados Unidos, ya estaba relacionado con el proyecto que la destaca como profesora de la Universidad de Louisiana. También ha liderado varios grupos tecnológicos, de análisis de datos, y fue miembro del equipo internacional para este estudio sin precedentes.