Es muy preocupante que nuestro país ocupe el primer lugar regional en el consumo de cocaína, según el informe 2010 de la Oficina Contra la Droga y el Crimen de las Naciones Unidas (Unodc, sus siglas en inglés). Señala que Argentina alcanzó un consumo de cocaína del 2,6% de la población comprendida entre los 15 y los 64 años, cifra que nos coloca en el mismo nivel que Estados Unidos. Detrás de Argentina se ubica Chile, con el 2,4%; Uruguay, con 1,4%; Colombia, con 0,8; Brasil 0,7; Venezuela 0,6; Perú, 0,5 mientras que en Paraguay y Ecuador tienen un índice de consumo de 0,3 por ciento.
Las drogas ilícitas constituyen un problema mundial ya que más de 200 millones las personas hacen uso indebido de ellas y ocasionan la pérdida de ingresos, grandes costos sanitarios, destrucción de las familias y el deterioro de las comunidades. A tal punto llega la penetración de las drogas que unos 205 Estados admiten problemas de cultivo, comercialización, consumo o contrabando de estupefacientes, lavado de dinero y tráfico de armas.
El relevamiento de la ONU confirmó, además, que existe un vínculo directo entre las drogas y el aumento del delito y la violencia, a la vez que señala que en algunos países, más del 50% de los robos son perpetrados por toxicómanos para costearse su vicio, hecho que no es esporádico sino regular. Los costos sociales también son igualmente alarmantes: violencia callejera, guerras entre bandas, miedo, deterioro urbano y vidas destruidas. Sobre el particular, el titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, Claudio Izaguirre, expresó que el informe de la Unodc pone de relieve determinadas políticas permisivas en torno al consumo de drogas, específicamente cocaína.
Sin una política de Estado,se viene fracasando en el combate al narcotráfico y una de sus consecuencias es la inseguridad, el escalón inevitable por el que debemos transitar por la permisividad jurídica en la comercialización de estupefacientes, según la entidad. Frente a este panorama, la familia tiene un rol preponderante e indelegable que cumplir. Prevenir en familia no es sólo anticiparse a los problemas, también es educar, como les compete a los establecimientos educativos en la prevención y la creación de conciencia entre los alumnos.
Cruzarse de brazos es la peor política que se puede adoptar.
