En una cumbre que culminó ayer en Phnom Phen, Camboya, los líderes de los 16 países de la región de Asia-Pacífico acordaron iniciar en 2013 las negociaciones para crear la mayor zona de libre comercio del mundo para atender a más de un tercio de la humanidad y también de exportaciones globales. El colosal mercado surgió de la Asociación de Países del Sudeste Asiático, integrada por Camboya, Vietnam, Tailandia, Laos, Myanmar, Indonesia, Malasia, Singapur, Filipinas y Brunei junto a China, Japón, India, Australia, Corea del Sur y Nueva Zelanda. Este grupo de naciones de por si codiciado como destino comercial por todo el mundo, pero se potencia aun más al sumarse Estados Unidos a través del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP sus siglas en inglés) un plan de Barack Obama para integrar a Canadá y algunos países latinoamericanos de la costa del Pacífico, como México, Perú y Chile. La regulación del TPP obliga a sus miembros a eliminar aranceles, subsidios a empresas nacionales y permitir libre acceso a inversores y exportadores extranjeros a estos mercados, de los que Argentina se aleja cada vez más.
Precisamente nuestro colaborador Andrés Oppenheimer, reveló en un reciente comentario, que varios funcionarios de Washington consideran que América latina está dividida de hecho: una del Pacífico, integrada por países volcados al libre comercio y a la economía de mercado -a los que Obama les da todo su apoyo-, y otra del Atlántico, de países más dependientes de las materias primas y con gobiernos más estatistas, con regulaciones, restricciones y condicionamientos fiscales incompatibles con el comercio moderno.
