Pudo ser una continuación de "La Odisea”, de Homero, o una película protagonizada por seres embriagados de locura, pero en realidad fue un invento mucho más prosaico: una promoción publicitaria de un periódico para aumentar las ventas durante la estéril travesía veraniega. Geo Lefèvre, un joven periodista del rotativo parisiense L’Auto, actualmente L’Equipe, propuso a su director, Henri Desgrange, la celebración de una carrera ciclista que enlazase las principales ciudades del país.
Desgrange, que amaba este deporte, no en vano había logrado el récord de la hora en 1893, sino que tuvo una visión: aventureros sometidos a una prueba suprema de supervivencia, pero tentados por el dulce sabor de la gloria; etapas de 500 kilómetros, casi una vida, donde cada corredor se las ingeniaba como podía, pero sin fraude, para alcanzar la meta con bicicletas de más de 20 kilos de peso que avanzaban penosamente por carreteras huérfanas de asfalto y diferencias que se contaban no en minutos, sino en horas. Y, por encima de todo, una historia irresistible que contar. Por eso, el "padre del Tour” consideró que esta carrera iba a ser capaz de asombrar al mundo.
Ahora lo asombra el comunicado de la Unión Ciclista Internacional (UCI) al anunciar que quitará al estadounidense Lance Armstrong, acusado de doping sistemático, los siete títulos obtenidos desde 1998 y lo suspenderá de por vida, al aceptar los argumentos acusatorios presentados por la Agencia Estadounidense Antidoping (USADA). El texano de 41 años borró la mención a su victoria en los Tour de France de su perfil de Twitter. "Crío a cinco niños. Lucho contra el cáncer. Nado, monto en bici, corro y juego al golf siempre que puedo”, se puede leer hoy en la descripción que de sí mismo hace el ex ciclista en la red social. Hasta el lunes, el texto decía: "Padre de cinco hijos maravillosos, ganador de siete Tour de France, luchador contra el cáncer a tiempo completo, triatleta a tiempo parcial”.
Destruido el mito, sólo queda el hombre que engañó al mundo para construir su epopeya. No es la primera vez que el ciclismo llega a una encrucijada de camino y para seguir prometiendo credibilidad, la UCI anunció que se intentará recorrer un nuevo camino hacia delante. Habrá que intentar blanquear un historial en el que sólo tres de los últimos 22 ganadores no fueron acusados.
