Los índices del uso de la capacidad industrial instalada han descendido a niveles del tristemente célebre ciclo 2001-2002, situándose en el 58%, por lo que el deterioro de la industria, y, en particular de la actividad fabril efectiva de núcleo duro, es sumamente preocupante. El sector de los empresarios ha reaccionado proponiendo un plan de numerosas medidas que reactiven esta alicaída actividad de producción. Los trabajadores y sus organizaciones también han llamado a modificar la dirección del rumbo de los acontecimientos ante la situación actual, atenta a que el índice de empleos refleja un descenso considerable.


El criterio más destacado de las propuestas que se han elevado a consideración del Ministerio de Industria, se sintetizan en que la orientación nueva por la cual se aboga, es el de un esquema en que no predomine lo financiero, como hasta ahora, sino, de predominancia de un perfil productivista. Sin embargo, también hay un lugar teórico para agregar algo a este criterio, que si bien en sí mismo es correcto, todavía es algo insuficiente; determinar la relación de esencia del modelo de economía que se quiere tener.


Un grupo de medidas, o un plan con detalles de medidas que por definición son sectoriales, deben tener correlación con algo más macro-económico, y ello obliga a ponderar cual es el modelo general que va explicar el sentido de cada medida o plan sectorial.


En los últimos tiempos se han tomado muchísimas medidas sectoriales, entre las cuales están las que han gravado la renta financiera, las que dieron lugar a una ley de pymes, las leyes o pactos sobre disminución de impuestos, retenciones, reintegros, (ahora el FMI propone lo inverso), y otras más, pero ello no ha cambiado la esencia general de la macro economía. Y no se ha modificado la macroeconomía del país porque muchas de las medidas consideradas en sí mismas, algunas buenas, otras regulares, pero perfectibles, no han neutralizado el sentido ineficiente del modelo de desregulación económica donde prima la salida de capitales.


Cuando falla la efectividad de una medida, puede ocurrir que la falencia se deba a algo externo a la propia medida, ya que su diferencial de performance, puede radicar en la lógica general del rumbo de la economía, que es el que marca el negativo o el positivo del resultado. Entonces, el tema está en el rumbo general del curso económico que se pretende, más que en tomar de urgencia medidas a ciegas después que aparecen los problemas.


Una medida de regulación de gran trascendencia es, por caso, si el mercado argentino va a ser de regulación de los capitales, o, por el contrario, de sustancial libertad de circulación para entrar y salir del país, más allá de una inocua tasa a la renta financiera que ya se tomó, y resultó ineficaz.


Actualmente en el país se han tomado muchas medidas en el marco de un sustancial modelo de desregulación de la economía, y los resultados están a la vista, en este caso, en el castigado sector de la industria. El debate no se debe agotar en las medidas por ramo de producción, ya que es preciso primero ver y escudriñar, "de qué se trata'' el modelo industrial en su relación con la política económica general. Los planes sectoriales por ramo de la economía, son una resultante final de una orientación público estatal efectiva, o bien, se enraízan en una matriz alineada a la libre fluctuación de cada variable a expensas de lo que el mercado decida, con su mano "invisible''.

Por el Dr. Mario Luna y el Prof. Fabián Nuñez 
Profesionales jachalleros.