A 200 años de esa significativa fecha, bueno sería alumbrar otra Patria, la de la Justicia, la de la vocación política y cultural de sus actuales y futuros gobernantes, la de la sabiduría para que éstos comprendan que obedecen al mandato popular y que ese mandato no se acaba cuando están sentados en la comodidad de sus sillones y en la vidriera expositora de sus cargos. Bueno sería alumbrar un país que sea la escuela y la biblioteca anheladas por Sarmiento sin cerebros marchandose en pos de nuevos horizontes ni persecuciones por manifestar ideales, sin las desviaciones socio-culturales a la tradición de la familia monogámica, formada en base a un hombre y una mujer que deciden y resuelven vivir en matrimonio por más que haya quienes pretenden buscar nuevas variantes a la célula básica de toda sociedad tal cual se la concibe.

Esos no son más que retrocesos, que llevan a un país al borde de un abismo, de la nada, es la anticonstrucción de todo aquello por lo que nuestro mayores bregaron. Hoy andamos despojando de sus merecidos bronces a los patriotas en un intento de "revisionismo" cuando lo que deberíamos revisar es nuestros días, lo que nosotros estamos dejando a los próximos cien años de la Patria que van a vivir los que están por nacer en estos años tan claves y al menos en las 2 o 3 décadas que vienen.

Muchas veces los seres humanos, al vernos enfrentados a un "click" brusco en nuestras vidas, decimos que hemos nacido de nuevo. ¿Por qué no nacer de nuevo como país, con otras miras, sin egoísmos, ni mezquindades, dejando hacer al que hace, dejando soñar al que sueña y poniendo al alcance de la gente las buenas obras de avance y mejoramiento en todos los órdenes de la vida pero que se vea que funcionan en el tiempo y que no son cosas del momento, del corte de cinta y la puesta en funcionamiento sino verdaderas puestas en marcha? Hay muchos sectores de la vida nacional y provincial que lo necesitan, que lo reclaman y que no puede ser que estén aún esperando.

Es necesario alumbrar una nueva Patria sin exclusiones y que todo aquello que se hace o se establece, o se legisla, se verifique en el tiempo, en su uso o destino, sea una biblioteca, un colegio, un laboratorio escolar o una idea para recuperar jóvenes socialmente excluidos en los centros para ello refuncionalizados o creados, sea un albergue o un hogar, sea para el anciano o el niño. Sólo así estos 200 años tendrán madurez y sentido.