Por estos días los sanjuaninos somos motivo de envidia nacional. Quien tenga familiares o amigos repartidos en alguna parte del país, sabe muy bien lo que estoy afirmando. Somos de las pocas provincias que habilitó casi toda su economía, ya hay turismo interno, las clases presenciales arrancan en la primera o segunda semana de agosto, el comercio trabaja en horario casi normal, nunca tuvimos la necesidad devolver a fases anteriores en la cuarentena, y los empleados públicos (con sus sueldos al día aunque sin incrementos) retoman mañana las horas de trabajo y atención al público prepandemia. Sólo nos faltan los grandes eventos, la noche y los turistas extranjeros. Alcanza con echar una mirada a los medios nacionales para inflar el pecho y darse cuenta que de una forma u otra, hemos sido mucho más aplicados que otros al hacer los deberes. También hay que advertir lo obvio: a la hora que se está escribiendo esta nota de opinión, todo puede estar cambiando. Una distracción en un control limítrofe, un profesional de la medicina inescrupuloso, una visita presidencial inoportuna, alguna de esas acciones o todas juntas pueden echarlo todo a perder. Y puede haber otros errores. Miles de ellos. Formosa, Jujuy, Catamarca, cualquiera de esas provincias, puede servir de ejemplo para afirmar que los análisis sobre el estatus sanitario, duran casi nada. Y también hay que aclarar que si bien la economía está habilitada, no tenemos ni cerca el ritmo que había hasta antes de que el mundo cambiara. Todos se quejan de eso, y con razón.


A las personas que suelen fijar su mirada en lo que pasa a más de mil kilómetros hacia los puertos, sería bueno que hagan un ejercicio de comparación. Por estos días las peleas entre kirchneristas y albertistas (pocos), entre periodistas, y del gobierno contra los macristas y viceversa, ganaron el escenario mediático nacional casi con la misma intensidad que la pandemia, lo que realmente es una pérdida de tiempo. El kirchnerismo se equivoca mucho, pero más que nada le gusta tropezar varias veces con la misma piedra: no es momento de pelearse con el periodismo, que aprendió a defenderse. Quienes dirigen los grandes medios son los mismos que sobrevivieron a Cristina Fernández, por tanto, esta película protagonizada por Alberto Fernández y su equipo es como una secuela desgastada con actores novatos que enfrentan una audiencia desgastada. Un desastre, en pocas palabras.

Fabián Gramajo. Intendente de Chimbas


San Juan también es distinta en ese aspecto. El partido de mayor peso en la provincia acaba de salir de una feroz interna, cuyas miserias quedaron entre partidarios. Salvo escaramuzas en la Cámara de Diputados o alguna manifestación en redes sociales o en medios de poca inserción nacional, el resto de las zancadillas sólo son notorias para quienes las protagonizan, y un par más, pero nada más. Hay cruces, hay diferencias, hay movimientos y la pelea continúa, pero no flota en el público, no arma bandos, no de sestabiliza la provincia. El gobierno y la conducción del PJ de Sergio Uñac se han encargado de ello. Los gremios, el otro foco de posibles conflictos provinciales, han entendido que el escenario no da para mucho más. Quizás este statu quo que alguna vez fue foco de críticas en estas mismas columnas, ahora resulta una bendición. Cosas de la pandemia.


No es que no haya política partidaria, porque eso siempre está. A mediados de este mes de julio, ya hay muchos que empiezan a hablar de las elecciones del año que viene, aunque ni siquiera se sepa si habrá contienda electoral en 2021 o en qué mes ocurrirá. Se renuevan las bancas de Walberto Allende y Francisco Guevara (Frente de Todos) y de Eduardo Cáceres (Pro). Por el lado del peronismo ya hay un intendente que está probándose el traje de candidato. Y por el lado de la oposición, todo va a depender de los acuerdos entre macristas y radicales. Los primeros dañados por el contexto, los segundos agrandados por el achique de los dirigentes de amarillo. Esta vez puede que esté interesante lo de la oposición. Hay que seguir esperando por el liderazgo de Marcelo Orrego y, quizás, si es que alguno de los menos votados le hace el favor al Gobierno y se presenta para dividir votos, como ya lo han hecho Martín Turcumán, Miguel Arancibia, Rodolfo Colombo o algún otro en la historia de esta provincia. Podemos pensar en política porque todo está más o menos controlado. Al menos al cierre de esta edición.