El Teatro Municipal "Héctor Marinero", de Santa Cruz, con nombre de un talento artístico chimbero. El edificio fue refaccionado recientemente.


Su vocación se advirtió desde niño en Chimbas y más tarde en Capital, cuando comenzó a desarrollar sus habilidades artísticas. Por ello, se inscribió en el recordado Conservatorio de Arte Dramático de San Juan, donde compartió estudios y actuaciones con Oscar Kummel, José Campus y Héctor Podda, entre otros virtuosos de la época. Es Héctor Marinero, que vio la luz en 1936 en el pueblo de Villa Obrera. Allí vivió su niñez y adolescencia junto a sus padres y sus cuatro hermanas. Tras obtener el título de Perito Mercantil en la escuela de Comercio "Libertador San Martín", comenzó a trabajar en esa especialidad mientras se volcaba a su vocación de actor. 

Inicio del recorrido

A comienzos de los años 60, con un notable grupo de artistas y escritores de entonces, recorrió la provincia y comenzó a realizar actuaciones también en Mendoza y Córdoba. Hasta que un día, en 1965, Marinero decidió viajar a Santa Cruz con la obra "La Zorra y las Uvas", pieza dramática en tres actos, autoría de Guilherme Figueiredo, dirigida por Campus. 


Las actuaciones le llevarían dos semanas, pero su destino le tenía deparado no retornar a San Juan, pues se insertó muy pronto en actividades culturales de la mano del teatro, en Río Gallegos.


Al comienzo compartió escenarios con José Campus, que también se quedó un tiempo allí, antes de regresar a San Juan. 

Santa Cruz como destino

Un día asumió la responsabilidad de ser director de Cultura de Santa Cruz, donde tuvo numerosas experiencias que lo fueron forjando en lo suyo, y hasta le tocó recibir y acompañar al elenco de actores que protagonizaron "La Patagonia rebelde", dirigida por Héctor Olivera, en 1974. Además de director de Cultura ocupó también los cargos de Inspector General de Rentas, integrante del directorio de la Caja de Previsión Social, subsecretario de Acción Social y subsecretario de Cultura y Educación de la provincia, cargo con el que obtuvo los beneficios de la jubilación.


Casado con Mabel Dávila, oriunda de Buenos Aires, su vida continuó ligada a la actividad cultural generando obras de teatro que representaron a Santa Cruz en diversos festivales. Mientras, no olvidó nunca su San Juan natal y su querida Chimbas, tanto que creó el programa "San Juan en el corazón", en LU 14 Radio Provincia, con música cuyana y la lectura de poemas de autores sanjuaninos.

Reconocimientos

En 2007 comenzaron los reconocimientos a su intensa y generosa labor por los santacruceños y se inauguró la primera biblioteca teatral de la provincia en la ciudad de Río Gallegos, con su nombre. Fue un homenaje que le quiso realizar la ETISAC (Escuela de Teatro Itinerante de Santa Cruz). Naturalmente, a lo largo de su vida en aquella Ciudad, cosechó decenas de amigos y la mayoría en el ámbito de la poesía y el arte en general, incluido otro muy destacado sanjuanino y artista como Enrique Vellio, que integró la Cooperativa Teatral Sur, y también personajes políticos santacruceños como Néstor Kirchner, luego presidente de la Nación. 


Con Vellio, como brillante dupla sanjuanina, realizó obras teatrales entre las que sobresalieron "Ta Gueno" y "Una vez, un día", esta ultima de José Campus, obteniendo premios en el Festival de Teatro Santacruceño. 

El mayor galardón

La más importante distinción pública vino a través de la Ordenanza 6805 del año 2012, cuando se aprobó denominar al teatro municipal con su nombre, "Héctor Marinero". Entre los considerandos se subrayó que se trataba de "una personalidad local que dedicó su vida al teatro de esta Ciudad".


El ilustre chimbero dirigió obras como "Un día en la gloria", de Víctor Ruiz Iriarte, "Donde hubo fuego", de José González Castillo, "La isla desierta", de Roberto Arlt y "Los expedientes", de Marco Denevi. Fallecido en Santa Cruz, sus restos fueron trasladados a San Juan por su voluntad, y descansan aquí junto a familiares directos.


Hoy su sobrino, del mismo nombre, Héctor Marinero, que también vivió en la provincia del sur y acompañó en muchas ocasiones al actor en sus proyectos, guarda en su memoria mágicas anécdotas de la luminosa existencia de su tío, y recuerda sus primeras cualidades, las de la calidez humana, honradez y sencillez. Todo un orgullo para los sanjuaninos, pero en primer lugar para Chimbas. 

Luis Eduardo Meglioli
Periodista