Casi todos los periodistas de San Juan hemos escrito o hablado algo alguna vez de la importancia del túnel de Agua Negra para la provincia. Incluso en estas columnas un par de veces cité nombres de colegas que se echaron al hombro la iniciativa y lograron que el resto de los sanjuaninos naturalizáramos el proyecto como el que "va a cambiar San Juan". A su vez, y con la misma fuerza, el fracaso histórico de distintos gestores terminó naturalizando en la opinión pública que el túnel es, fue y será, un "verso". A riesgo de parecer ingenuo y con el mea culpa de haber creído también, como cientos de miles de sanjuaninos que el proyecto se iba a concretar, quisiera arriesgarme, bajo el amparo de algunos argumentos, y decir que ésta vez, el túnel se hace.

¿Argumentos? Sí, un par: las constructoras más importantes del mundo no se presentan a cualquier licitación. Las empresas más importantes del país no se prestan a cualquier juego político. Los chinos no regalan plata. Y, tal vez el argumento más importante, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) no deposita 40 millones de dólares porque tiene ganas. Todo junto es el combo que permite afirmar, Dios mediante por su puesto, que años más, años menos, el túnel se construirá.

Primero que nada, hay que hablar del contexto: el BID pone la plata porque ya no están Cristina Fernández ni Axel Kicillof. El organismo estaba peleado con la expresidenta, pero más que nada con el exministro de Economía. La palabra "Cabrón" se escuchó varias veces de la boca de un alto directivo del BID para referirse al actual diputado nacional K. Por eso la plata no aparecía. Con la llegada de Mauricio Macri al poder, el contexto cambió, el país se abrió al mundo del crédito y ahí apareció el dinero para la megaobra sanjuanina. Como ya dije muchas veces en éstas columnas, hasta los proyectos más ambiciosos se definen por el grado de afinidad entre los protagonistas. Lamentablemente, ocurre así.

¿Qué garantiza que finalmente la obra se termine? Muchos imponderables pueden frenarla, pero hay también mucha certeza de que el emprendimiento se va a llevar hasta el fin. Uno de los síntomas más positivos está en el calibre de las constructoras internacionales que se han presentado. Se destacan ACS, la empresa que tiene a Florentino Pérez como presidente. Su capital aproximado es de 175 millones de euros y cuenta casi con 200 mil empleados. Y China Railway Construction, que es una empresa estatal y es la segunda constructora más importante del mundo. Tiene un capital estimado de 1.750 millones de dólares y casi 250 mil empleados hasta 2014.

En China sobresalió con obras como la autopista que une Beijing con Shanghai. Fuera de China realizó trabajos en otros dos continentes. Eso, de las extranjeras, pero también llama mucho la atención la unión entre Power China con Sacde, que es la firma argentina propiedad de Marcelo Mindlin, dueño de la distribuidora de energía Edenor, entre otras empresas, quién se quedó con Iecsa, la constructora que de Ángelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri. Hay otros consorcios de Brasil, Chile, Italia, Austria, España y hasta de coreanos. En resumen, éstos monstruos no son de perder el tiempo, y si quieren construir el túnel de Agua Negra es porque realmente ven posibilidades de hacerlo.

Otro dato que abona lo anterior: visitó San Juan el embajador suizo en Argentina, Hanspeter Mock. Y si bien ninguna fuente oficial quiso confirmar el dato, empresarios dijeron que el diplomático le sugirió al gobernador Sergio Uñac que tuvieran en cuenta la empresa de origen suizo que hizo el proyecto de factibilidad del túnel para el monitoreo posterior, es decir, el seguimiento técnico que hay que hacerle al consorcio que finalmente se quede con la construcción del túnel.

Nada de lo que está pasando se pudo haber hecho sin la asistencia de la nación, por supuesto. Uñac pudo mantener, al menos hasta ahora, una armonía con el macrismo que le permite estar casi festejando la licitación de la obra más importante que va a tener la provincia en muchos años. Nada de esto se podría haber hecho si el gobernador y el presidente cortaban el diálogo, por pertenecer a partidos políticos distintos. Por ahora ambos han sabido mantener la cordura.

Y si todo va como hasta ahora, los equipos técnicos analizarán a los consorcios y de ahí habrá que ver cuales quedan para la licitación. Ese resultado se conocería sobre septiembre u octubre de este año. Y de ahí hay varios meses más, hasta marzo o abril del año que viene, para conocer el consorcio ganador. Ojalá las elecciones, que son en octubre, no tapen la visión de Uñac y Macri, porque ambos están jugando el mismo partido, pero con jugadores distintos. Ya verá el lector porqué es tan importante, entre otras razones, obviamente, que el mandatario elija correctamente a sus candidatos.