La cordillera de los Andes, fuente de riquezas minerales.


Dado que la situación fáctica argentina esta signada por la falta de fuente de generación de divisas para remontar grados de margen de soberanía en el control relativo de la restricción externa, desde luego, agravada por el hiper endeudamiento del ciclo neoliberal 2015-2019, es preciso explorar en vías alternativas concretas para lograr la generación de fuentes nuevas de divisas.


Afirmando categorialmente que la crisis argentina no es ajena, sino, al contrario es un característico emergente de un embotamiento del aguijón de la ganancia basada en la renta fiad generada a favor de los acreedores de la deuda interna y externa, es decir, fiduciaria, sería de mínima infructuoso seguir buscando soluciones por la senda del endeudamiento, o, la elemental profundización de la primarizacion de la economía. Lo acertado sería ir en sentido contrario contando que Argentina tiene los elementos materiales naturales suficientes para legislar el perfeccionamiento de un mercado de capitales a partir de una base comodities mineralógicos metalíferos y no metalíferos de envergadura existentes, incluido el factor solar y eólico. Ese núcleo de recursos provinciales aglutinados bajo un único régimen jurídico federal donde prevalezca el interés público nacional de hecho, se convertiría no sólo en una mega masa susceptible de valor de cambio nueva, sino, y, la vez, en una fuente de atracción de inversiones en razón de que entrañaría una oferta de capitales soberana con vocación de operar en el mercado. Esa formación de capital puede ser única en cantidad y calidad, ya que estaría integrada por un contenido de recursos de alta consistencia concreta por ser un plexo material fundado en un valor real per se y no en un valor lejanamente sucedáneo, remotamente representativo, o, esencialmente fiat (vocablo que viene del latín y significa "hágase la luz", o sea, moneda por decreto).


Hoy Argentina con los medios de registro, catastro y relevamiento de recursos naturales tiene la manera de proceder a concretar una certificación de las reservas de minerales totales con aceptación de mercado internacional existentes en el territorio argentino, por ejemplo el litio, la energía eólica, solar, minerales como el oro, la plata, el cobre, etc... Por lo que es posible a renglón seguido, con esa magnitud cuantificada asignarle un patrimonio de enorme magnitud inicial a una empresa mixta nacional-provincial, de recursos naturales fiscales, o bien constituir un fondo fiduciario cuyo respaldo ofrecido al mercado consistirá en esa misma reserva certificada de reservas recursos materiales con valor de mercado. Son dos variantes que apuntan al mismo fin, pues, en un caso estaríamos en presencia de una empresa nacional de explotación con un patrimonio basado en activos con valor no fiat. Y, en el otro caso, estaríamos en presencia de un fondo fiduciario con su contenido contendría un respaldo rea, esto es, un bloque material de un altísimo grado de valor de capitalización por la misma razón anterior, es decir, por gozar de un patrimonio que es riqueza real en sí y no fiduciario. Un patrimonio como capital como el señalado, al tener una aceptación internacional como valor refugio caso del cobre, oro o la plata, es de una relevancia enorme. A ello habría que agregarle los nuevos cotos abiertos por los descubrimientos de minerales que son claves en el desarrollo tecnológico y espacial (tierras raras). 


Por el Dr. Mario Luna y el prof. Fabián Núñez 
Profesionales de Jáchal