En épocas del gobierno de Perón, cuando su ministro de Economía era Josef Ber Gelbard fue lanzado un proyecto de biocombustibles que fue impulsado por el ingeniero Horacio Giberti para utilizar el alcohol de uva como materia prima del etanol y la pepita de uva como materia prima para biodiesel. A consecuencia de ello, el entonces gobernador de San Juan, Eloy Camus, se mostró como uno de los más entusiastas mandatarios que tuvimos en la provincia.

Posteriormente, ningún otro gobierno se volvió a ocupar del tema, hasta hace unos tres o cuatro años en que se informó que en la eurozona vitivinícola se abría a una adquisición masiva de vinos del stock sobrante a fin de ser destilado para la producción de bioetanol.

La idea que podría ser fabulosa, si es factible tanto en lo técnico como en lo económico, incidiría favorablemente en el precio del etanol para las naftas y el aceite para el biodiesel, revolucionando la economía de San Juan.

Desde el siglo XVII, nos comenta la historiadora Celia López en su libro "Con la Cruz y el dinero" los jesuitas hacían con las uvas de San Juan excelentes aguardientes que superaban ampliamente en calidad de las de Mendoza, por el alto grado Jaume de sus uvas. Seguramente esto sería trasladable a la realidad actual.

Según trascendidos de un estudio hecho por la Coviar-INV es muy alto el porcentaje de los vinos sobrestoqueados, superando los 200 millones de litros, los que cuentan con una acidez volátil que supera lo normal para ser destinados al consumo humano. Estos vinos, destilados para etílicos, dejarían de pesar sobre los vinos aptos para el consumo, lo que elevaría considerablemente los precios de los vinos de traslado.

Provincias como Corrientes han sancionado una ley que pone énfasis especial en promover, acompañar y financiar toda incitativa que tienda a desarrollar la producción de bioetanol para aplicar a naftas y de biodiesel para aplicar al gasoil.

También ha trascendido que la industria azucarera del bioetanol está siendo superada por la demanda, lo que llevaría a destinar más sacarosa a bioetanol que lo que se destina a la producción de alimentos. Hay que tener en cuenta que esto repercutiría negativamente en su responsabilidad social empresaria, hecho que podría demandar la utilización de etanol de otros orígenes que no sea caña para elaborar bioetanol, con lo que estaríamos frente a una posible demanda de alcohol vínico para satisfacer esta necesidad.

Estimo que ha llegado el momento en que el Gobierno de San Juan, en esta etapa que se inicia el 10 diciembre, elabore una política en este sentido y que encomiende a las universidades Católica de Cuyo y Nacional de San Juan un estudio exhaustivo sobre estos temas, partiendo además de lo ya realizado por el INV-Coviar, el Instituto de Investigaciones Tecnológicas, el Departamento de Economía Agropecuaria de San Juan y por muchos otros esfuerzos particulares que se deberían articular en pos de este objetivo.

También hay que tener presente el tema de la explotación del oro a cielo abierto, y recordar que hacen 15 años, cuando la onza troy estaba en U$S84, la actividad no era rentable, a diferencia de hoy en que alcanza casi U$S2.000 suponiéndose rentable.

Entonces, preguntémonos: ¿qué pasará si las reservas de petróleo no crezcan lo previsto y el valor del barril tenga una trepada similar al de la onza troy?