El paso por este mundo del Dr. René Favaloro fue tan prolífico como profesional cardiocirujano que nos dejó gran cantidad de investigaciones en el mundo de la Medicina que le valieron distinciones nacionales e internacionales, entre ellas siete premios de la Academia Nacional de Medicina y el Premio John Scott 1979, otorgado por la ciudad de Filadelfia, EEUU, otros galardones, entre los que se encuentran el de la Fundación Conchita Rábago de Jiménez Díaz (Madrid, 1982). Pero el reconocimiento internacional llegó por haber creado la técnica del bypass coronario, con lo que se logró salvar miles de vidas. A su vez en 1980 la Universidad de Tel Aviv, Israel, creó la Cátedra de Cirugía Cardiovascular que lleva su nombre. Y así podrían agregarse numerosas otras distinciones. Pero también hay que recordar que Favaloro no se conformó con ayudar a resolver problemas de salud en cada persona en particular, sino que también quiso contribuir a curar los males que aquejan a nuestra sociedad en conjunto, como señala en su biografía la Fundación “Favaloro”.

Y lo que llamó también la atención en su vida es el precioso tiempo que dedicó a leer todo cuanto llegaba a sus manos sobre el libertador de Argentina, Chile y Perú, a quien admiraba profundamente: “Dentro de mis lecturas, ocupa un lugar preferencial el general don José de San Martín, con quien durante largos años hemos estado dialogando a través de diversos libros, folletos y artículos. El cuidadoso análisis de su vida, a mi entender, demuestra que la gran mayoría de los argentinos, civiles y militares, no la conoce en profundidad y, por el contrario, en infinidad de ocasiones San Martín ha sido y es utilizado para defender intereses bastardos, en especial a través de comparaciones y paralelismos, tratando de justificar desviaciones perniciosas de nuestro pasado lejano y reciente”.

En otro capítulo de la obra, Favaloro destaca en el prócer “su verdadera y singular modestia”, ya que resaltó cómo el Libertador “le escapaba a los homenajes después de sus éxitos militares”.

>Primera obra de Favaloro sobre el Libertador
La escribió en 1987 y se tituló “¿Conoce usted a San Martín?”, y en la segunda, en 1991, “La Memoria de Guayaquil”, abordó la épica entrevista entre San Martín y Simón Bolívar. En el primero de estos libros, Favaloro repasa minuciosamente la vida de tan eximio militar y se enfoca “en analizar y desarrollar cuál sería la presencia actual (año 1987) de San Martín en nuestras vidas a través de las cualidades salientes, sus acciones y los valores que el prócer pregonó a lo largo de su vida, en la que debió enfrentar innumerables adversidades tanto en el ámbito militar como político y económico, sin dejar de soslayar su mala salud, que lo acompañó desde temprana edad hasta su muerte”. Y agrega Favaloro: “San Martín debió crear y pertrechar un ejército, prácticamente de la nada, para lo cual puso en marcha en Cuyo una economía para la guerra, acompañado por un pueblo abnegado y patriota, con el inestimable apoyo de sus subordinados, que, al igual que su jefe, no conocieron el descanso a expensas de lograr la ansiada libertad”.

>La modestia del Padre de la Patria
En otro capítulo de la obra, Favaloro destaca en el prócer “su verdadera y singular modestia”, ya que resaltó cómo el Libertador “le escapaba a los homenajes después de sus éxitos militares”. Y agrega: “Precisamente, luego de la victoria decisiva en los llanos de Maipú, San Martín le escribió a Pueyrredón (Juan Martín, director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata) informándole que irá a verlo a Buenos Aires, a efectos de tranzar todo lo concerniente a la Campaña para liberar al Perú, y le dice “no quiero bullas ni fandango”. Y la misma actitud tomaría cuando el 12 de julio de 1821 hizo su entrada en Lima, “el centro del poder español en América dice Favaloro- y lo hizo en el silencio y tranquilidad de la noche, a caballo y sin escolta”.

Asimismo, Favaloro resalta la capacidad que tuvo San Martín para compartir con sus subordinados, y como este entendió con claridad “que la tarea no se debe únicamente al hombre providencial, que poco puede hacer si no tiene la ayuda total de sus colaboradores con quienes debe compartir éxitos y fracasos”. También destaca el célebre médico el histórico renunciamiento, “precipitado luego de entrevistarse con Simón Bolívar, en donde el Gran Capitán, con visión de estadista, se convenció de que Bolívar no tenía intenciones de colaborar con él para terminar la guerra de Independencia, y que su permanencia en el Perú ponía en riesgo sus esfuerzos de diez años de revolución, razón por la cual decidió correrse del escenario y dejarle a Bolívar la gloria de terminar la guerra”.

Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista. Miembro directivo de la Asociación Cultural Sanmartiniana, San Juan.
Fuentes: “El general José de San Martín en el pensamiento y la acción del doctor René G. Favaloro”, Universidad Favaloro; “¿Conoce Usted a San Martín?”, René G. Favaloro, Penguin Random House Grupo Ed., 2009. I. N. Sanmartiniano; Infobae.com.ar/historia.