Estamos en septiembre y la figura de don Domingo Faustino Sarmiento se nos hace presente con mayor fuerza a los sanjuaninos porque es en este mes cuando recordamos el día de su último respiro. Pero cuando nos introducimos en su vida y obra, profunda y positiva para el país, esa república que puso en marcha entre 1868 y 1874, aparece un episodio que toma actualidad en estos tiempos, tras el inquietante y triste conflicto entre España como estado nacional y Cataluña como una de las 17 comunidades autónomas españolas.

Así, cuando Domingo Faustino Sarmiento visitó Barcelona, capital de Cataluña en 1845, se llevó la mejor impresión entre todo lo que había conocido o auscultado de España. Es decir, para el maestro de maestros argentino, de aquella España de mediados del siglo XIX que calificó de “decadente”, sólo rescataba Cataluña.

“La población catalana es activa, industrial por instinto y fabricante por conveniencia”

Lo que decía Sarmiento
Las enciclopedias en catalán comienzan diciendo ésto de Sarmiento y de su visita: “Domingo Faustino Sarmiento, polítici escriptor argentí, escollit president de la República Argentina el 1876, va deixar escrit en visita Barcelona el 1846”, y agregan parte de lo plasmado en su libro “Viajes. Europa-África-América”, sobre la actual Comunidad Autónoma de Cataluña: “Estoy por fin fuera de España; como sabéis, nosotros somos americanos, y los barceloneses, catalanes; podemos pues murmurar a nuestras anchas de los que están allí en Montjuic con sus cañones apuntados sobre la ciudad. Así son todos los catalanes; otra sangre, otra estirpe, otro idioma. No se hablan con los de Castilla sino por las troneras de los castillos. El aspecto de la ciudad es enteramente europeo; su Rambla asemeja a un boulevard; sus marinos inundan las calles como en el Havre o Burdeos y el humo de las fábricas da al cielo aquel tinte especial que nos hace sentir que el hombre máquina está debajo. La población es activa, industrial por instinto y fabricante por conveniencia. Aquí hay ómnibus, gas, vapor, seguros, tejidos, imprenta, humo y ruido; hay, pués un pueblo europeo”.

Así de claro hablaba el prócer sanjuanino de aquella Barcelona, capital de la actual Comunidad Autónoma de Cataluña. Reinaba en España Isabel II, conocida como “la reina castiza”, o “la de los tristes destinos”, ya que tuvo graves problemas con otras ramas de su propia dinastía borbónica.

Tiempos de inestabilidad política
Cataluña ya pertenecía a España desde el mismo nacimiento de la nación, en 1714, pero los de mediados del XIX, cuando viajó Sarmiento, eran tiempos de inestabilidad política y crisis económica, en medio de los cuales surgió un movimiento cultural “de recuperación del catalán como lengua de la cultura” y tras él vio la luz el “catalanismo pólitico”.

Por todo ello, el ambiente que Sarmiento descubrió en aquella región ubicada entre Francia, Andorra, Valencia y el Mar Mediterráneo, fue de enorme transformación, en medio de esa monarquía española en caída libre que, sin embargo, pudo llegar hasta 1931 cuando abandona el trono Alfonso XIII, bisabuelo del actual rey Felipe VI, y se abre la puerta a una efímera república que, a su vez, desembocaría en la dictadura franquista de 39 años.

Comparaciones entre Cataluña y España
Así, el sanjuanino más universal percibió y dejó plasmado de su pluma que aquella España era “incapaz” de ser un país moderno y menos democrático. Algunos autores aseguran también que para Sarmiento los españoles eran “bárbaros”, profundizando así la leyenda negra española sobre su llegada a América. Y al comparar el resto de España con Cataluña, subraya que mientras los catalanes “son progresistas”, los españoles “son primitivos y fanáticos religiosos”. Sin embargo, años después, siendo presidente de la Nación escribió: “Tenemos sangre española y cuando España venga a pedirnos trabajo en masa, como una deuda se lo daremos, y habrá para ellos trabajo, tierras y libertad en Argentina”.

Evidentemente, y en función de sus recientes impresiones de viajes, más allá de las críticas, a esta altura primó en el estadista su vieja idea de promover la inmigración masiva en nuestro país que había anunciado en “Facundo” como objetivo prioritario. Pero, volviendo a Cataluña y en el marco de la situación de conflicto que se vivió hace pocos años en la península ibérica entre el Estado español y la Comunidad Autónoma Catalana, es evidente que Sarmiento tendría mucho de qué hablar todavía. Aún a la luz de los grandes cambios producidos en el Viejo Continente y en España en particular, a 180 años de su histórico viaje a Europa.

Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista
Autor de numerosos artículos sobre la Vida y Obra de D.F. Sarmiento.