Varios escritores locales no son recordados en su justa dimensión, incluso muchos sanjuaninos escasamente los conocen. Es el caso de Miguel Martos, autor de inolvidables páginas cuyas letras están imbuidas de cultura vernácula. Afortunadamente un busto emplazado en el “Jardín de los Poetas” lo visibiliza. Nació el 9 de mayo de 1891, sus padres de origen español fueron don Cristóbal Martos y doña Carmen Sánchez, quienes en 1888 dieron su adiós a España. Con sus cuatro hijos arribaron a San Juan, provincia que conocían por referencia. Don Cristóbal ocupó el cargo de Administrador de la Fábrica de Conservas de Juan Zavalla, situada en la calle 25 de Mayo 1447. Aquí nació el quinto hijo: Martos. Quedó huérfano siendo niño. Se cuenta que asistió a una escuela situada en La Bebida, donde aprendió a leer y escribir. Con mucho sacrificio asistió a este establecimiento montado en su caballo. A posterior ingresó a la Escuela Sarmiento y de ahí pasó a Mendoza cursando sus estudios en el Colegio Don Bosco. Ya adolescente sus letras vaticinaban su prolifero futuro; a los catorce años escribió una poesía dedicada a su padre. Su derrotero continuo, pues su hermana Leonor lo ayudó a ir a Buenos Aires. Aquí comenzó sus estudios en el Conservatorio de Arte, Declamación y Música Labardén. En 1912 fue premiado un trabajo literario de su autoría, un poema titulado “Invierno”. Tres años después se caso con Concepción Albañir Casado, en la provincia de Mendoza, Este matrimonio trajo al mundo cinco hijos: Carmen Eugenia, Miguel Cristóbal, Zulema Teodora y Cristóbal Francisco. En cuanto a su trabajo como escritor, comenzó a colaborar en “La Prensa”, “La Nación”, “Caras y Caretas” etc. En la revista porteña “Mundo Argentino”, publicó importantes cuentos y poemas durante muchos años.
Cabe decir que Miguel Martos también fue mecánico de automóviles, vinculado con este quehacer en abril de 1923 junto con Demetrio Petra traspasó la mole andina en un Chevrolet, con el aditamento de hacer el cruce por las vías del Ferrocarril Trasandino, pues aún no se trazaba un camino para automóviles.
Continuando con su obra literaria en 1928 publicó una voluminosa obra titulada “Cuentos Andinos”, luego otras tantas como “El indio Ñancu”, “El ánima del terremoto”, “El tesoro escondido”, etc. Estas obras están inspiradas en temáticas cuyanas. Llegando al año 1929 se trasladó a nuestra provincia siendo corresponsal del “Diario los Andes”. En este suelo inició audiciones radio-teatrales y fundó el periódico “El Mosquito”. Es acá donde brotó de su pluma “La Difunta Correa”, con prólogo de Luis Bates. Esta obra se encuentra en algunas bibliotecas de San Juan. Igualmente es autor de la popular tonada “Allá en el Quinto Cuartel” célebre joya de nuestro repertorio folclórico, presentada en las entonces “Fiestas del Arte Nativo”, en 1936. Martos continuó escribiendo hasta su fallecimiento, ocurrido en noviembre de 1937. Un importante homenaje póstumo en su memoria le brindo “Radio Nacional de España”, donde se recitó su poesía “La Epopeya de América”.
Por el Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magister en Historia
Bibliografía consultada: Diario Tribuna, noviembre de 1948.

