En nuestro prolífero acervo folclórico hay numerosas piezas musicales que recuerdan o conmemoran episodios de índole épica protagonizados por distintos hombres, sin distinción de bandos políticos o sociales. Hechos como batallas, atentados criminales o historias de amor truncas han sido el sustento para forjar diferentes composiciones musicales folclóricas tales como zambas, cuecas, cifras y otros géneros, algunos de vasto repertorio, otros un tanto desconocidos. Como es sabido una de las composiciones más antiguas que existe es la famosa “Zamba de Vargas”, recopilada por el santiagueño Andrés Chazarreta. Su letra esta inspirada en aquella legendaria batalla que protagonizaron las fuerzas de Felipe Varela contra las huestes de Antonio Taboada en 1867. De igual manera existe otra antigua zamba denominada indistintamente “La Artillera” o “La Cuartelera”, cuya letra recuerda las gloriosas hazañas de nuestros gauchos capitaneados por don Martín Miguel de Güemes en el norte Argentino. Más tardía en el tiempo nos encontramos con una zamba compuesta por el recordado Hernán Figueroa Reyes, llamada “El Combate de San Lorenzo” la cual rememora detalles del primer combate librado por San Martín en suelo americano. En este sentido la estampa y el accionar del Libertador han alimentado el surgimiento de las más variadas coplas musicales, correspondiéndole a Cuyo el galardón en la contribución de canta-autores.

También ciertas figuras emblemáticas de nuestra historia han servido de inspiración musical. Por ejemplo el popular solista Jorge Cafrune solía interpretar una milonga titulada “A don Juan Manuel”, nacida de la inspiración de Armando Llerandi. En la mencionada pieza se inmortaliza la estampa de don Juan Manuel de Rosas. Sin embargo fue un intérprete llamado Roberto Rimoldi Fraga, quien más contribuyó con sus canciones en la evocación de los caudillos federales. Asimismo algunos hechos trágicos como fusilamientos y muertes fatídicas originaron coplas populares que aún perduran en la memoria del paisanaje. Como muestra podemos mencionar los cielitos cantados por la ejecución de Manuel Dorrego en 1828 o las trovas que inmortalizaron el asesinato de Facundo Quiroga en 1835. Del mismo modo historias de amor trágicas, como la de Camila O’ Gorman y el clérigo Uladislao Gutiérrez, en 1848, generaron cantares populares.

Por el Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magister en Historia