Por Pbro. Dr. José Juan García
¿Cuál es el valor real de la inteligencia artificial? ¿Y cuán justificadas son las expectativas de ganancias? Al ver las Inversiones anunciadas, ¿no existe el riesgo de que la burbuja, ahora inflada, explote antes de producir resultados? Algunos ya recuerdan el auge de las ‘puntocom’’ a finales de los 90. Otros citan la crisis financiera inmobiliaria de 2008. Lo cierto es que incluso instituciones como el FMI y el Banco de Inglaterra observan con preocupación la euforia en torno a la IA.
‘El optimismo del mercado respecto al potencial de la IA para mejorar la productividad podría cambiar abruptamente, impactando la economía global’’, advirtió la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.
Inversiones
La tendencia de la IA se ha convertido en una nueva fiebre del oro. Nvidia, el principal fabricante de chips estadounidense, ha superado una capitalización bursátil de 4,5 billones de dólares: en septiembre anunció una inversión de 100.000 millones de dólares en OpenAI, la creadora de ChatGPT. El acuerdo implica que Nvidia suministrará chips a OpenAI a cambio de una participación en la compañía.
AMD, otro importante fabricante de semiconductores, también acaba de anunciar una importante colaboración con OpenAI en el ámbito de los centros de datos, para ejecutar software de IA. Por no hablar del proyecto Stargate, de 500.000 millones de dólares, en el que participan OpenAI, Oracle, Softbank y el fondo emiratí MGX.
Este año y el próximo, solo Google, Amazon, Microsoft y Meta invertirán un total de 750.000 millones de dólares en centros de datos. Según Morgan Stanley, el gasto global en este sector alcanzará los 3 billones de dólares en 2029. Pero los inversores se preguntan: ¿qué rentabilidad generará esta inmensa inversión?
No obstante, la narrativa de la IA sigue siendo poderosamente seductora hoy en día. Sam Altman, fundador de OpenAI, ha calificado la IA como ‘la mayor oportunidad económica desde la electricidad’’ y sigue sosteniendo que la burbuja, si existe, ‘es una fase necesaria de aceleración’’.
El propietario de Amazon, Jeff Bezos, más cauteloso, insta a distinguir entre el entusiasmo tecnológico y la especulación financiera, pues toda innovación radical atraviesa una curva de euforia antes de consolidarse.
Productividad
Ya con el auge de las puntocom, se hablaba de una revolución. Se suponía que internet transformaría todos los sectores productivos, y así lo ha hecho con el tiempo, pero el frenesí especulativo acabó abrumando a empresas sin fundamento.
Hoy en día, los gigantes de la IA generan beneficios reales y gestionan infraestructura crucial para la economía digital. Sin embargo, la extrema concentración del poder económico y tecnológico en pocas manos y la dependencia global de sus algoritmos están alimentando nuevas vulnerabilidades. Incluso desde la perspectiva del crecimiento de la productividad, los resultados que alcanzará la IA no están garantizados. Otro aspecto: millones de personas usan IA a diario, pero pocas están dispuestas a invertir en las versiones de pago: el 97 % de los usuarios se limita a las versiones gratuitas de ChatGPT o Google Gemini.
En la práctica, si la confianza en el futuro de la IA se erosionara, la reacción negativa no solo afectaría a las empresas tecnológicas, sino a todo el sistema crediticio, los mercados bursátiles y los fondos de pensiones, que actualmente están muy expuestos al sector. La dinámica del empleo y la producción también desempeña un papel ambiguo.
En la práctica, si la confianza en el futuro de la IA se erosionara, la reacción negativa no solo afectaría a las empresas tecnológicas, sino a todo el sistema crediticio, los mercados bursátiles y los fondos de pensiones, que actualmente están muy expuestos al sector.
Las promesas de eficiencia y aumento de la productividad, en las que se basan muchas valoraciones, aún no se han traducido en datos concretos. Es posible que el valor de la IA solo se manifieste en un horizonte temporal más largo.
OpenAI ya supera los mil millones de dólares en ingresos mensuales, pero la empresa sigue sin ser rentable: sus pérdidas previstas para este año son de 8 mil millones de dólares.
Desde el lanzamiento de ChatGPT, el índice S&P 500 ha crecido dos tercios. Las acciones de Nvidia también cotizan a aproximadamente 55 veces sus ganancias.
Elemento psicológico
Finalmente, existe un elemento psicológico que el FMI insta a no subestimar: la ‘narrativa de salvación’’ que acompaña a cada nueva tecnología.
La idea de que la IA puede resolver problemas endémicos de productividad y crecimiento corre el riesgo de distorsionar la percepción del riesgo.
Según el FMI, ‘los mercados podrían experimentar una fuerte caída si la inteligencia artificial no justifica las altas expectativas de beneficios’’. Y esto frenaría el consumo.
La línea entre el entusiasmo y la ilusión, en la historia del capitalismo, es muy fina: una grieta en la narrativa basta para eliminar millones de dólares en valor. Queda por ver si la IA podrá transformar las expectativas en resultados reales, y cuándo. ¿Servirá para el cuidado de todos y de la Casa común?

