El Ministerio de Economía y el Banco Central de la República Argentina, habían comunicado al sistema bancario que se venía el fin de las LEFI en fecha 10 de julio de 2025, es decir, el retiro de una letra del Tesoro que era refugio final de los pesos del sistema bancario depositado por los ahorristas. Para que se comprenda la raíz histórica de este problema de la liquidez excedente de pesos de la economía, hay que saber que las LEFI, son las “hijas” de las leiliq y “nietas” de la Lebac.

¿Porque avisó el Gobierno al conjunto de bancos el fin de las LEFI? Ello tiene una razón, tan obvia, como precisa, a saber, que el Tesoro al dejar de absorber esa liquidez a través de una tasa de ganancia determinada, ese pasivo remunerado, debería ser recibido y contenido por el sistema bancos, en el marco de una suerte de liberalización competitiva de las tasas para que esa inversión siga en pesos depositados o reinvertidos en otros activos alternativos, pero, en manos del sector privado.

Luego, si no se sustituían todos los pesos que antes estaban en las LEFI, por inversiones en activos de los bancos, al menos, y, a lo sumo, se esperaba por el gobierno, que una parte de esa masa monetaria, se redirigiera a activos reales de inversión como un modo de monetizar en términos reales la economía, que mucho la necesita para conseguir el fin último de la reactivación de la actividad económica.

Como no ocurrió inmediatamente esta redirección de los fondos prestables al sistema real de bienes y servicios, y, en su lugar, una gran cantidad de esa masa monetaria se redirigió a otro refugio, que es el dólar, entonces, tuvieron que controlar los posibles daños mayores con una suba de tasa muy alta, algo que es muy negativo para la economía porque la ahoga o estanca peligrosamente.

Se buscó prevenir el riesgo del fin de las Lefi
Sin embargo, y a pesar de que todas las partes involucradas tenían claro que si no se reabsorbían 15 billones de pesos en activos ofrecidos por los bancos, ello, sin lugar a dudas repercutiría en una mayor demanda del dólar, como activo de destino a título de refugio muy tradicional y hasta cultural en la argentina.

Y así ocurrió, es decir, se verificó la peor hipótesis, ya que el salto del dólar inicialmente en la primera semana luego del 10 de julio de 2025, llevó al dólar a subir por arriba de los 1.300 pesos por dólar.

Contra esa subida esperada y previsible tuvo que salir el Tesoro y el BCRA, por un lado y los bancos por el otro a generar alternativas de inversión a una tasa que llego hasta el 70 % anual. Luego de esa gestión de control de la subida, la tasa bajo hasta entre 45 y 55 %, estabilizándose ahora muy por debajo del 70%.

El objetivo de mayor monetización sin infalción
La complicación que compara el Ministerio de Economía de la Nación junto al BCRA, es que por un lado con el 3 % del PBI en créditos al sector privado, y un 33% de la masa monetaria depositada en pasivos remunerados del sector público (LEFI), la economía sufre un estancamiento porque de ese modo se traba el papel dinámico que debería tener el crédito al sector privado.

Es decir, se percibe, entonces, que es muy negativo que un tercio del total de a la masa monetaria (15 billones de pesos) no llegue el sector que necesita de capital para activar la economía, porque se mantiene ganando estáticamente una remuneración por estar prestada al gobierno contra una letra del tesoro.

Entonces, el gobierno, dice, que esa masa si se aplicara al sistema real de bienes y servicios e inyectada en forma de crédito al sector privado por el mismo sector privado bancario, ello puede generar una reactivación no inflacionaria. Porque no se trata de una emisión nueva de pesos, sino de una proporción de la masa monetaria que ya está girada al mercado, pero no obstante ello, y esto es lo negativo, se encuentra estacionada e inmovilizada especulativamente en un activo librado por el sector público.

Tomadores de crédito y poseedores de pesos
Ahora se observa que está en vías de acomodarse la tasa de interés por el sistema de bancos comerciales, habiéndose retirado el gobierno de captar esos fondos, generando un paso adelante en la gestión privada de esa liquidez de pesos.

Lo que se persigue aquí, como objetivo general de política económica, es que interactúen libremente los tomadores de crédito y los poseedores de pesos para gestionar esa masa de valor monetizada, determinando endógenamente el destino final de ese stock monetario.

Resta saber si esta gestión endógena de la liquidez del sistema por los privados, puede terciar con una tasa de equilibrio consiguiendo conjugar los objetivos que siguen: 1) Que esa liquidez excedente no se dirija masivamente al dólar; 2) Logre que una parte vaya al sistema real de bienes y servicios mediante el uso de la herramienta crédito a una tasa accesible y; 3) Que una tercera parte de esa masa excedente, haga contrapeso quedándose invertida en instrumentos de inversión ofrecidos por el mismo sistema de bancos sin intervención estatal, pero, a una tasa razonable y no desbocada. El futuro inmediato tiene la palabra.

* El riesgo del Post Lefi: mayor demanda en dólares
Lógicamente hay un razonamiento de fundamento acerca del por qué el gobierno corrió tanto riesgo en retirar las LEFI, sabiendo que si no había una sustitución alta e inmediata del sistema de bancos, era inevitable sufrir un pico en la demanda de dólares con la suba del tipo de cambio en el marco de una flotación del mercado de divisas que rige actualmente entre bandas.

En ese sentido, sostiene, el gobierno, que en el país, al haber solo un 3% del PBI en créditos del sistema bancario al sector privado, cuando en el mundo el 50% del PBI y hasta el 80 y 90 % del PBI, es considerado tolerable y eficaz, ello está indicando que el Sector Público con las LEFI, estaba captando todo el ahorro que en forma de depósitos el público deja en los bancos. Generando ello una excesiva dinámica especulativa de esa liquidez del sistema.

Por Dr. Mario Alfredo Luna
Abogado – Ex Pte. del Concejo
Deliberante de Jáchal