La adolescencia aparece envuelta en dudas, contradicciones, pero también se puede encontrar nobleza, búsqueda del sentido de lo humano. Esa búsqueda puede ser perturbada por el modo de ser episódico, consiste en vivir hechos aislados, inconexos, que pueden distraer y no dejar nada, o desaparecer en el olvido o en la falta de significado. Se vive un presente que no retiene, se diluye, hay distracción pasajera, la existencia puede ser como un modo de ser aislado, sin vínculos estables; la inclusión en redes sociales, aunque se considere que estas pueden influir en formas desfavorable o favorable, puede suplantar la identidad
propia; la otredad influye en la identidad propia. La pertenencia a una red puede ser un modo de ser anónimo del sí mismo, su identidad puede ser variable. En un tiempo en el que la comunicación crece achicando distancias, se puede ver distancia entre personas físicamente cercanas. Estando cerca, el encuentro con el otro puede ser difícil. El adolescente inmerso en un ámbito virtual, fuera de su situación existencial, peor si los lazos familiares están debilitados, puede llegar sin conocimiento ni experiencia a la virtualidad, puede verse como en una imitación de la realidad, como un personaje en una trama tejida como semejanza de la realidad. Necesita encontrarse a sí mismo. Puede habituarse a la imitación virtual, y a la búsqueda de identidad, tratar de configurarla incluyendo virtualidad. Pero esa virtualidad puede ser como una salida de la realidad aunque se encuentre un uso favorable de la virtualidad, como en la preparación para desempeñar un rol social, persiste el tema del desplazamiento de la propia identidad. El tema de la identidad tiene importancia, saber quien soy me ayuda a tomar conciencia de la responsabilidad de lo que hago. Hay Influencia del otro en la identidad, pero hoy puede haber soledad cerca de otros. Además hay una realidad más allá de la dimensión humana, que no puede ser ignorada; en la finitud no se resuelve el problema humano, se aspira al infinito. Hay un
más allá. El aturdimiento que afecta la mente joven, lo puede alejar de la conciencia de esa limitación humana. El ruido, el agotamiento en la repetición de lo mismo, trae saturación. Puede hacerse un vacío de sentido. La conciencia de la propia identidad puede ayudar a salir de eso.
Saber quien soy. A veces puede ser difícil encontrarse a sí mismo, las
redes sociales pueden confundir o envolver en exterioridad. A eso se agrega la IA ya instalada. Hay cosas que se van a encontrar en esa forma.
La preocupación está en que la mente joven convierta vivencias irreales en parte de su interioridad y tenga dificultad frente a la realidad. La IA está incorporada al conocimiento, no debe desaparecer la capacidad de discernimiento, y de expresión de la vivencia de realidad. La técnica ayuda con recursos exteriores, pero no se puede ignorar la interioridad.
La adolescencia, una etapa de contradicciones en la vida


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