“Que la comunicación sea un servicio a la verdad”. Así se dirigió este pasado lunes 12 de mayo el papa León XIV a los medios de comunicación que siguieron los acontecimientos de la muerte de Francisco, el Cónclave y su elección, recibidos en el Aula Pablo VI. Unos 5.000 MCS acreditados y al menos 7.000 periodistas presentes. También hacemos un llamado a la “liberación de los periodistas presos en ejercicio de su cargo”. Sin libertad de expresión, es difícil pensar la libertad de un país.

Ese mismo día también mantuvo una conversación telefónica con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky. “Desarmemos la comunicación de todo prejuicio, resentimiento, fanatismo y odio; purifiquémosla de la agresión -deseó citando a Francisco-. Lo que hace falta no es una comunicación fuerte y muscular, sino una comunicación capaz de escuchar, de recoger la voz de los débiles que no tienen voz. Desarmemos las palabras -añadió- y contribuiremos a desarmar la Tierra. Una comunicación “desarmada y desarmante nos permite compartir una visión diferente del mundo y actuar de un modo coherente con nuestra dignidad humana”.

En su discurso, el Papa hizo varias referencias a la ética de la información. Pero sobre todo apeló a la ética personal. Y citando a San Agustín, decía: “Vivamos bien y los tiempos serán buenos. Somos los tiempos.”

León XIV citó luego la bienaventuranza de los pacificadores.

Para el Papa, la paz “comienza por cada uno de nosotros: por el modo en que miramos a los demás, escuchamos a los demás, hablamos de los demás; Y, en este sentido, la manera en que nos comunicamos es de fundamental importancia: debemos decir “no” a la guerra de las palabras y de las imágenes, debemos rechazar el paradigma de la guerra”.

Interrumpido por numerosos aplausos, el Papa recordó a los periodistas sufridos. “Permítanme, pues, reiterar hoy la solidaridad de la Iglesia con los periodistas encarcelados por buscar y comunicar la verdad, y pedir su liberación. La Iglesia reconoce en estos testimonios -pienso en aquellos que cuentan la guerra incluso a costa de la propia vida- la valentía de quienes defienden la dignidad, la justicia y el derecho de los pueblos a ser informados, porque sólo los pueblos informados pueden tomar decisiones libres.

Por último, otro llamamiento a la veracidad de la información. “Alejarse de los estereotipos y de los clichés, a través de los cuales a menudo leemos la vida cristiana y la vida misma de la Iglesia”. Hoy, añadió, “uno de los desafíos más importantes es promover una comunicación capaz de ayudarnos a salir de la “Torre de Babel” en la que a veces nos encontramos, de la confusión de lenguajes sin amor, a menudo ideológicos o sesgados”.

León XIV es un enviado de Dios. Un Pastor Universal que sabe a “olor a oveja”. Los 18 años de obispo en Chiclayo ha ayudado a configurar su corazón a imagen del Corazón de Jesús Buen Pastor. Aprovechó la cita para afirmar su próxima visita a Turquía, en los 1700 años del Concilio de Nicea, donde se afirmó la misma naturaleza divina del Padre y del Hijo. Viaje ya previsto por el amado Francisco.

Por el Pbro. Dr. José Juan García