Por Fernando Ortiz – DIARIO DE CUYO

Los intendentes sanjuaninos cumplieron la primera parte del mandato. El 10 de diciembre, junto con el gobernador Marcelo Orrego, los jefes comunales llegaron a los dos años de gestión en un momento económico crítico para las cuestiones estatales. Incluso atravesaron las elecciones de medio término, las nacionales legislativas, que representaron cortocircuitos con la administración provincial y que acarrearon el normal plebiscito del trabajo municipal. Pero ahora tienen la oportunidad de poner los papeles en orden y tramitar la sucesión para el 2027 o, en caso de ser posible, pensar en la reelección.

Quizá sea pertinente citar al escritor español José Ortega y Gasset. Es un ejercicio del análisis periodístico bastante común, sin pretensión de originalidad. En 1939 resumió su mirada de la Argentina con una frase: “Argentinos, a las cosas”. Una manera de impulsar a los argentinos a ponerse a trabajar en la cotidianidad. Alentó a dejarse “de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos”. Muy difícil. Pero también muy útil si se trata del juego de la política en una provincia de corte tradicionalista y que tiende, inercialmente, a la permanencia, de no existir sobresaltos.

Justamente, los intendentes de San Juan tienen que cuidarse de los sobresaltos de la política, tanto interna -en sus partidos- como externa -con el oleaje nacional-. En otras palabras, o arreglan sus problemas internos o asoma -cristaliza- el espectro de La Libertad Avanza, cuyo armador, el representante de Javier Milei, el diputado nacional José Peluc, tiene en la mira candidatos y estrategias para construir un 2027 con municipios favorables o directamente pintados de violeta.

Capital es el ejemplo más probable por el último resultado electoral. Ganó el partido del Presidente en las legislativas. El huracán de Milei bastó para catapultar al candidato pluma, Abel Chiconi, que llegó a la Cámara de Diputados de la Nación. La intendenta Susana Laciar no pudo hacer demasiado. El lunes siguiente sobrevino el fuego amigo de la alianza del gobierno. Las críticas por la supuesta falta de campaña y convocatoria a dirigentes que trabajaron en el 2023 y que quedaron, aparentemente, marginados. Tampoco funcionó la renuncia en pleno del Gabinete. Sin embargo, hay que decirlo, la jefa comunal acalló las críticas y echó por tierra las dimisiones.

Laciar timoneó el barco en la tempestad con más o menos pericia. Tiene dos respaldos importantes: el propio Orrego y el exsenador nacional Roberto Basualdo. Son los pilares para el ordenamiento. Peluc, mientras tanto, tantea potenciales candidatos. ¿El hijo de un exempresario de medios de comunicación con un apellido importante? Tal vez. Sería una figura novedosa. También puede probar suerte con alguien desconocido, sin apellido. Ya lo hizo con Bruno Olivera y con Chiconi. ¿Por qué no una vez más? ¿Porque son elecciones ejecutivas? Puede ser.

En Santa Lucía, en tanto, el intendente Juan José Orrego no puede repetir y no está la chance de otro Orrego. El Gobernador, todo indica, irá nuevamente por la Casa de Gobierno. Ergo, el sucesor del oficialismo santaluceño pasará por el ministro de Desarrollo Humano, Carlos Platero, que tiene ganas, y por el presidente del Concejo Deliberante, Juan Manuel Roca. Sea como sea, de acuerdo a los comentarios de pasillo, para el orreguismo Santa Lucía se maneja con un joystick. No hay una preocupación seria a excepción de un buen nombre de La Libertad Avanza. Todavía no está. ¿Juan Sancassani? Quién sabe.

Los intendentes deben cuidarse de los sobresaltos de la política interna y nacional.

En Rivadavia, para continuar con el oficialismo, el comunero Sergio Miodowsky tiene la posibilidad y las ganas de continuar al mando de la Municipalidad. No hay sucesión ni dolor de cabeza. No hay disputa interna. Tiene los papeles en orden por ahora. Sólo que existe una remota -remotísima- opción: el retorno de Fabián Martín. Es improbable. El Vicegobernador puede repetir en ese puesto o puede candidatearse para un cargo nacional.

El contraste perfecto de Rivadavia es Chimbas. El departamento que administra Daniela Rodríguez, un bastión justicialista, tiene una complicación nítida: el distanciamiento de la intendenta con el exintendente y fundador del San Juan Te Quiero, Fabián Gramajo. ¿Vuelve Gramajo? La intención del dirigente es afianzar la proyección provincial que lo lleve a la Casa de Gobierno. Si no lo logra, hay probabilidades de un regreso al municipio. ¿Chocará con Rodríguez? La jefa comunal adelantó que irá por la reelección. En tal escenario, habrá un choque de socios políticos justo en un distrito en el que el peronismo está bien posicionado y donde no asoman rivales de fuste.

Rawson es otro cantar. El intendente Carlos Munisaga domó -para usar las palabras del Presidente- a propios y ajenos. En términos de política societaria acordó con el sector de José Luis Gioja ni bien pisó la Municipalidad. Controla casi el 100% del Concejo Deliberante. Pero está latente el último resultado en las elecciones con La Libertad Avanza relativamente cerca. Tanto Chimbas como Rawson tienen cierta inclinación por el partido de Milei. Los propios dirigentes del peronismo admiten esa particularidad. Mientras más lejos de la zona central del departamento está el barrio o el asentamiento, más probabilidades hay de elegir a los libertarios. Es un análisis que emanó de las cúpulas municipales en octubre e incluso antes. Munisaga irá por la reelección. Nadie lo duda. Sólo con gestión puede conservar el poder. Por eso siempre dice que antes de pensar en las urnas del 2027, prefiere evaluar cómo pagar los sueldos mes a mes.

En la periferia provincial, por otro lado, hay una reconfiguración constante de las apetencias de los intendentes. Un ejemplo, Iglesia. El jefe comunal, Jorge Espejo, un bloquista con partido propio, no puede reelegir y quiere poner a su hermano como candidato. Busca cosechar el apoyo del Partido Bloquista, que tiene un preferido: el diputado iglesiano, Gustavo Deguer, de extracción 100% cantonista. Otro ejemplo, Calingasta. El municipio está complicado bajo la conducción del ¿peronista? Sebastián Carbajal. El diputado Jorge Castañeda quiere probar suerte una vez más por el timón municipal. Coquetea constantemente con el orreguismo por si las moscas. Misma actitud del legislador vallisto Omar Ortiz, que fue desplazado por el actual intendente Mario Riveros.