A partir del 1° de septiembre comenzará a regir el Reglamento para la Promoción de la Cortesía Escolar. No es en San Juan ni en otras provincias argentinas. Será en El Salvador donde el gobierno del presidente Nayib Bukele implementará un nuevo reglamento escolar “para promover la cortesía entre los estudiantes, docentes y personal administrativo”. El polémico mandatario lo resumió así en sus redes: “Buenos días”, “por favor” y “gracias”. Acorde a sus duros antecedentes, desde el gobierno aseguran que la omisión de saludos o agradecimientos tendrá consecuencias. La falta será equivalente a un demérito y los docentes deberán registrarlo y comunicarlo a los padres del alumno en un informe mensual.

Si el estudiante acumula tres deméritos, primero recibirá una advertencia verbal y luego tendrá que escribir una reflexión intitulada La importancia de la cortesía. Con 15 tarjetas rojas, no habrá tutía: no pasará de año. La otra cara de la moneda es que aquellos que hicieron buena letra podrán convertirse en algo así como “el alumno del mes” ya que recibirán una “mención honorífica de cortesía escolar”.

Mientras tanto, algunos organismos de derechos humanos ya hablan de una “militarización de la educación pública”.

Sin el “contexto Bukele” ni la implementación formal de un plan, también por estos pagos se padece una falta de algo tan elemental como esas “buenas costumbres”, que ya no son patrimonio del día a día de los alumnos sino de buena parte de la sociedad.

Las buenas formas no las perdieron sólo los jóvenes “de cristal”, la indiferencia hacia el otro es generalizada.

Años ha la nota de “concepto” valía tanto o más que la de Matemáticas, Lengua o Geografía. Si el rojo venía por el lado del comportamiento, no te salvaba ni un 10 en una materia de las difíciles. Hoy el maltrato al que someten a los docentes, no tanto por no saludarlos como corresponde como por las barbaridades que le disparan a la cara, se extiende a agresiones físicas y hasta destrato por parte de los padres.

Fuera del ámbito educativo pasa otro tanto; la sana triada de “Buenos días”, “por favor” y “gracias” padece el mismo destino que esos oficios que van desapareciendo con sus hacedores. En ellos, porque no transmitieron su saber, pero en la sociedad en general porque la educación “en la casa” no fue abonando el terreno desde lo más elemental y cotidiano.

Para el psiquiatra, psicoanalista y escritor, José Abadi, “los buenos modales pueden haberse perdido por varios factores. Por un lado la gente vive apurada, estresada, y esto hace que no pueda detenerse a pensar en el otro. Por otra parte, los argentinos nos sentimos inseguros todo el tiempo, eso genera una fantasía persecutoria que deriva en un comportamiento antipático y defensivo”.

La violencia que campea en las redes sociales ofrece a diario videos virales donde la agresión es lo que manda. Si el otro es mi enemigo, ni por favor ni gracias. Y sí, es un tema de educación. Profundo. Las buenas formas no las perdieron sólo los jóvenes “de cristal”, la indiferencia hacia el otro es generalizada. Como contrapartida a un Presidente tan desbocado y agresivo, palabras como “gracias”, “por favor”, “perdón”, “buenos días”, “hasta luego”, deberían ser parte de la interacción cotidiana en todos lados, a toda hora. Y que sean virales tanto como los gatitos y los bebés graciosos.

Por Rubén Valle
Secretario General de Redacción
Diario Los Andes