La gran mística española del siglo XVI, que arroja luz a nuestro horizonte contemporáneo. Pero, ¿qué es ser mística? ¿Qué entendemos por experiencia mística? ¿Es posible vivirla hoy, en una época en la que la tecnología parece haber sustituido a la trascendencia? Santa Teresa de Ávila nos recuerda que, en realidad, solo podemos fingir que no nos importa Dios, porque la alteridad es una dimensión que nos pertenece íntimamente. Y nos impulsa hacia Dios, así como la necesidad de ser amados alimenta el deseo de abandonarnos en los brazos de quienes cuidan de nosotros y de nuestros corazones, es decir, ese “castillo” que es la morada de Dios.
Maestra de vida espiritual
Teresa de Ávila, Doctora de la Iglesia y autora de “El Castillo Interior”, fue maestra de vida espiritual, pero también reformadora y testigo de la búsqueda de lo esencial en el espíritu del Evangelio.
Es muy conocida su poesía “Aspiraciones a la vida eterna”, que la retrata de cuerpo entero: “Vivo sin vivir en mí/ y de tal manera espero/ que muero porque no muero. Vivo ya fuera de mí/ después que muero de amor/ porque vivo en el Señor/ que me quiso para sí/ Cuando el corazón le di/ puso en él este letrero/ Que muero porque no mueroà Ay qué vida tan amarga/ do no se goza el Señor/porque si es dulce el amor/ no lo es la esperanza larga”..
Como San Francisco, la muerte es “hermana” y “amiga”, pues es llegada al abrazo de Dios de la eternidad.
Crecer en la fe
Nacida en 1515 en Ávila, criada en la fe y con el deseo de vivir en Dios desde temprana edad, ingresó en el Carmelo en 1535, tomando el nombre de Teresa de Jesús. Su camino espiritual no fue fácil y estuvo marcado por una grave enfermedad que casi la lleva a la muerte.
Sin embargo, a los 39 años experimentó lo que ella misma llamó su “conversión”, dedicándose así, con la autorización del General de la Orden, a la reforma de los monasterios carmelitas, tanto femeninos como masculinos, y a la fundación de nuevas casas. Su ejemplo de austeridad, de trabajo como medio de vida, de mucha Oración, convenció a cientos de mujeres a seguir su estilo de vida consagrada.
Fundadora de conventos
Con el bastón en mano, recorrió muchos kilómetros de España y fundó 18 conventos. Recordemos que en aquél momento, ello significaba difícil tarea para una mujer.
Murió en Alba de Tormes (Salamanca) en 1582; santa desde 1622, es Doctora de la Iglesia desde septiembre de 1970, la primera mujer en recibir este título, que le concedió el papa Pablo VI. La liturgia universal la celebra y recuerda todos los 15 de Octubre. Gran mujer. Santa de cuerpo entero.

