Dicen que las personas que tienen una fuerte personalidad, tienen amigos, enemigos y gente a la cual le resulta indiferente; este es el caso de nuestro gran prócer sanjuanino, Domingo Faustino Sarmiento.
Sarmiento es un personaje paradójico, contradictorio, sinceridad, brillante a veces, amado, odiado, pero jamás ignorado. Le decían “el loco Sarmiento” en tiempos en los cuales el decirle “loco” podía ofender de tal forma que muchas veces se llegaba a una batida a duelo.
El primer exilio de Domingo Faustino Sarmiento fue a Chile en 1831 debido a la derrota unitaria en San Juan frente a Facundo Quiroga, donde se desempeñó en diversas actividades para subsistir y comenzó su faceta de escritor y allí empezó a foguear su condición de “loco’. Cruzando los Andes trabajó de todo: periodista, comenzando a escribir comentarios políticos, desarrollando un estilo que le permitiría criticar al gobierno chileno. Fue docente y descubrió su vocación por la enseñanza, incluso desarrollando un método silábico innovador. Minero, escenógrafo, mozo y hasta de capataz en una chacra, cuyo dueño, preocupado, escribió: “Tengo un capataz “loco” que se pasa horas leyendo en voz alta entre los árboles. Cuando se le pregunta qué lee, dice que está estudiando para ser presidente de la Argentina”.
Historiadores mucho más contemporáneos también con adjetivos calificativos lo llamaron “El magnífico energúmeno” (Félix Luna) o con gentilicios calificativos como “El Cuyano Alborotador” (José Ignacio García Hamilton).
Cómo era Sarmiento
Hay una historia que lo reivindica como un hombre digno, responsable y totalmente diferente a las costumbres de su época, en su primer exilio a Chile ya dijimos que se dedicó a ser Maestro. Entre sus alumnos había una joven dama, de familia “muy acomodada” en la localidad chilena de Los Andes. Su nombre era María Jesús del Canto, quien fuera su discípula. Fue la joven chilena que tuvo un apasionado romance con Domingo Faustino Sarmiento y de cuya unión nació su primera hija, Ana Faustina, Sarmiento, el 18 de junio de 1832. No solo era unos años mayor que ella sino que también era un hombre “muy pobre”, lo que produjo el rechazo familiar de los Del Canto hacia la relación. Hay que recordar que en aquellas épocas, era muy común que hijos producto de este tipo de relaciones no aceptadas por las familias, eran entregados a criados o dados a otras familias dispuestas a recibirlos y criarlos como propios, o lo que era peor, tenían otros destinos poco felices.
Si hoy en día, pleno siglo XXI, lamentablemente, sigue siendo muy común de que padres no reconozcan a sus hijos, imagínense en esa época. Y es ahí donde aparece el “Sarmiento hombre”, ante la negativa familiar a su relación con María Jesús, es que Domingo Faustino decide quedarse con su hija y traerla a San Juan para que su madre Paula Albarracín ayude a criarla.
Diputado en Buenos Aires
Otra anécdota interesante fue que siendo Diputado en Buenos Aires, cuando las legislaturas la integraban los miembros de la oligarquía, durante una sesión un diputado le dijo a Sarmiento que el “era tan pobre que si lo ponían “patas’ arriba no le caía de sus bolsillos una moneda”, a lo cual Sarmiento “rápido de reflejos” le contestó, “prefiero eso y no como a usted que si lo ponen “patas’ arriba no le cae una idea de su cabeza”, para la época todo un insulto.
También podemos decir que Sarmiento era un hombre totalmente sincero y libre de prejuicios lo que demuestra su carácter y personalidad, al ser enviado por el gobierno chileno, Sarmiento viajó por Europa, África y América del Norte para estudiar la organización de la educación primaria y otros sistemas sociales.
Muchos de sus críticos sostenían que Sarmiento aprovecharía solo el viaje para su propio disfrute y es allí que sabiendo las opiniones de sus adversarios decide llevar un “Diario de gastos”. Fue una anotación personal y detallada de sus gastos, pero también una forma de organizar sus finanzas durante su estancia en el extranjero.
Las anotaciones, muy detalladas, incluían desde gastos cotidianos hasta gastos en un pantalón, el alquiler de una coche o carruaje, gastos de comidas con personalidades e incluso escribía un ítem que no merece mayor explicación y es que de tanto en tanto escribía, como gasto, la palabra “orgía” e inclusive publicó un libro de sus viajes y al final el listado de sus gastos, incluyendo los de su intimidad sexual.
> CONCLUSIONES
Domingo Faustino Sarmiento nos demostró hace más de un siglo, como se debía actuar y sacarse la máscara de esa hipocresía que corroe a la sociedad actual Argentina, amado y odiado en igual proporción, Sarmiento es la cara opuesta al desgano y un ataque frontal a la indiferencia social.
Muy poco leído y hasta intencionalmente mal interpretado, se le atribuye aquello de “civilización y barbarie” como anti federalista, siendo que, quien lo analice con un mínimo de atención, se refería a “poder de las instituciones democráticas frente al caudillismo ruralista de resabio feudal”.
Siglo y medio adelantado a su tiempo, en lo que a política y cultura se refiere, hay algo que es muy común en aquellos que tanto lo tratan de defenestrar y lo recuerdan como “el asesino de gauchos” o el que manda a matar al Chacho Peñaloza, jamás leyeron sus obras (52) ni mucho menos leyeron “El Facundo”, considerada la primera obra literaria hispana de los últimos 200 años, se manejan con frases solo esgrimidas por revisionistas históricos que ideológicamente les conviene que la ciudadanía no haga un culto, por demás merecido, de tan gigantesca figura política nacional.
> Excepción a la regla
“Creo que Sarmiento es la excepción a la regla de la hipocresía”, dijo el Sociólogo y escritor Federico Andahazi y comparó la actitud del máximo referente de la educación argentina con la de las figuras públicas de la actualidad: “Sarmiento no tenía ningún prurito en hablar de estos temas, hoy serían gastos reservados… hoy lo tuviste a un Scioli haciendo pasar a su amante por azafata. No siempre la apertura sexual va en la misma dirección que la flecha del tiempo”.
Por Jorge Reinoso Rivera
Periodista e Historiador

