La cartera minera de San Juan es una de las más importantes de Argentina. Tiene seis proyectos mineros de escala global en cobre, Veladero como la mina de oro con mayor producción del país y otras dos con inversiones previstas como son Gualcamayo y Hualilán. A esto se suman buenas noticias como ser la jurisdicción con más solicitudes para ingresar al RIGI en minería, con el 40% de los fondos que se han solicitado y el primer aprobado del sector metalífero en el caso de Los Azules. Aun así, el gobierno provincial trabaja constantemente en controlar las expectativas que se generan alrededor de la industria. Juan Pablo Perea, ministro de Minería de San Juan, explicó a Cuyo Minero que esto es para que la sociedad espere avances reales. Además, señaló que fueron algunas medidas de gestiones anteriores las que terminaron creando más ansiedad por parte de la población. Si bien aclaró que tiene la seguridad de que habrá avances, dijo que quieren que haya expectativas claras porque en caso contrario, esto puede afectar la licencia social respecto a la minería.
¿Por qué piensan que es importante hablar de expectativas?
La expectativa es un tema que hay que hay que manejar. Nosotros siempre hablamos de que hemos heredado expectativas. Considero que hemos pasado de expectativas heredadas a la minería real. Siempre sabiendo que la minería no comienza de un día para otro. Es una industria con tiempos largos desde las etapas prospectivas, pasando por exploración y distintas fases; hasta que un yacimiento se pone en producción pueden pasar muchos años. Esto no solamente ocurre acá, sino en cualquier parte del mundo, incluso en aquellos que tienen infraestructura habilitante avanzada y financiamiento asegurado, como Chile, Perú o Canadá. Estos son ejemplos claros de que, aun teniendo esa infraestructura y experiencia previa, sus grandes proyectos de cobre tardaron más de décadas en transformarse en producción real.
Me gustaría recalcar que durante muchos años nos hicieron creer con anuncios vacíos, como la presentación de un simple informe de impacto ambiental, que ya teníamos minería en marcha. Se generaron expectativas que nunca se cumplieron y a la vez no se planificó la infraestructura necesaria para cuando llegaran estas inversiones. Esa combinación nos hizo perder tiempo valioso. Cuando asumimos heredamos un escenario de expectativas infladas, lo cual revertimos con
apenas un año y ocho meses de gestión, poniendo orden, planificando y revirtiendo la situación con comunicación y proyectos reales. Para este gobierno, la minería es política de
Estado, lo que significa que no hacemos minería para una campaña electoral, sino minería real. Nosotros gobernamos y generamos política para tratar de que los proyectos avancen, para que se capacite a los trabajadores y para que las inversiones sean concretas en las provincias.
¿Lograron ahora sí avanzar en la infraestructura necesaria?
Estamos trabajando para que el sueño del cobre arranque en la provincia. Pero no tenemos las herramientas que se tenían en el pasado. En un momento hubo en la provincia tres proyectos de oro en plena operación (Veladero, Casposo y Gualcamayo), más uno en construcción (Pascua Lama). Hoy no se genera ni se recauda lo que se recaudaba en ese momento, lo que hubiese hecho más fácil prever este futuro. Estamos trabajando con las herramientas que tenemos, que son imaginar, planificar, a veces junto con las operadoras, y otras con las herramientas propias del gobierno, que claramente no son las que había antes. En la actualidad no hay ni siquiera obra pública con fondos nacionales, aunque sí de la provincia. Nos toca imaginar de otra manera y hacer valer cada uno de los recursos que tenemos.
¿Se perdió una oportunidad cuando la minería estaba en su momento de mayor producción?
Yo creo que sí, con visión y con planificación eso podría haber estado. Pero bueno, este es el escenario que tenemos, lo asumimos y estamos trabajando muy fuerte para que esto ocurra y darles a esas operaciones la infraestructura que necesitan. Nos toca imaginar de otra manera
con menos recursos.
¿Por qué es importante controlar la expectativa en este momento?
Porque creo que las expectativas infladas generan y generaron ansiedad. Uno no tiene que trabajar para generar titulares o promesas porque eso termina afectando el acuerdo social. En
la administración minera de la provincia trabajamos todos los días para generar herramientas y, primero, para generar confianza. Generamos herramientas para generar confianza, como un Ministerio de Minería que controla el ambiente de una manera precisa y exhaustiva, pero a la vez con eficiencia que reduce los plazos. Generamos herramientas digitales para que se pueda trabajar desde cualquier lugar del mundo y saber que tus derechos, intereses o propiedades están tutelados. Por eso se creó un padrón minero digital y un catastro minero. Estas son herramientas que dan celeridad, confianza y transparencia, y San Juan es la primera provincia argentina que lo tiene, compitiendo con las primeras jurisdicciones del mundo. En la minería, la transparencia, es decir, la confianza, es un eje muy importante.
La minería tiene tiempos lentos, ¿cuánto tiene que ver con la industria en sí y cuánto con la complejidad política y económica del país?
Los tiempos largos en materia minera creo que son normales; se condicen con lo que es un proceso. La extensión de los tiempos de la minería se considera normal. Hasta llegar a
producción pasan muchos años, incluso en países con infraestructura avanzada, puertos y legislaciones de punta. Nosotros, por supuesto, no escapamos a eso. El tema es que en San Juan se corre con una desventaja porque hace muchos años se inflaban expectativas de que esto comenzaba.
¿Cómo creen que va a ser el crecimiento?
El desarrollo de la minería en San Juan va a ser gradual, por supuesto. Si bien cada proyecto está en distintas etapas, ya se ven algunos primeros resultados en cuanto a empleo. Hay
contratos vinculados a la exploración y otros vinculados, por ejemplo, al caso Vicuña, que está en la construcción del corredor norte (tramo F y de mantenimiento). Tratamos de asegurar que se vayan generando estas oportunidades hasta que alcance su punto máximo o su pico, que se verá cuando estos proyectos entren en construcción y puesta en marcha. Tenemos la esperanza y el compromiso de que se generen cada vez más empleos directos, oportunidades para más proveedores locales y un impacto positivo en la provincia. Para eso, tenemos que seguir cumpliendo procesos de capacitación, porque nuestro objetivo es que los sanjuaninos
seamos protagonistas absolutos, participando como trabajadores calificados y como proveedores locales.
¿Tienen alguna previsión en cuanto a los trabajadores?
No me atrevería a poner un número. Históricamente, en todas las construcciones de minas en el mundo, está medido que el pico máximo de empleo se ocupa durante la etapa de
construcción y después merma un poco. No me atrevería a dar un número porque es aleatorio y va en cuanto a la celeridad que le imprima la operadora con las contratistas. Sí tenemos el foco puesto en ese momento porque sabemos que se va a requerir el pico máximo de trabajadores, y estamos seguros de que la mayoría del empleo será empleo local y también un
porcentaje de empleo calificado. Esta semana, por ejemplo, se lanzó el programa Calidad en Comunidad para darles herramientas a los sanjuaninos y que estemos a la altura para cuando llegue ese momento, o más a la altura todavía.
¿Ese es uno de los focos de trabajo, la capacitación?
Por supuesto, un soldador tiene que prepararse para las soldaduras que se requieren en una operación minera. Una persona que trabaje en el truck shop también va a tener que tener un conocimiento de las máquinas de la actualidad. Nosotros, por previsibilidad y proyección, vemos lo que falta y nos preparamos para estar a la altura en ese momento, porque estamos seguros del recurso humano que tiene la provincia.
De parte del Gobierno, ¿trabajan para acelerar los tiempos?
Han pasado 4 años desde que se anunció y festejó un informe de impacto ambiental como si eso fuera el inicio. En ese tiempo había mínimo dos años para hacer una evaluación; ahora hemos corregido eso y lo estamos haciendo de una manera más eficiente. La realidad del cobre va a suceder, pero parte del retraso creo que puede ser estructural. Por otra parte, una parte significativa también responde a la complejidad del país. Desde la provincia estamos muy
conformes porque los ejes que nos planteamos, que eran orden y planificación, empezaron a transformar esas expectativas, contando las cosas como son. Estamos solucionando algunas cosas que tienen que suceder para que esto arranque.
Hoy en día, a un año y ocho meses, me animo a decir que sí hemos avanzado. Tenemos una administración totalmente ordenada, y al ser la minería política de estado, no anunciamos para una campaña, sino anunciamos para que haya minería.
¿Cuál ha sido el impacto de la crisis económica en estas expectativas?
La crisis, sin duda, incrementa la atención que hay sobre la minería, porque muchas familias y ciudadanos ven oportunidades laborales en ella. Al mismo tiempo, nuestra responsabilidad, y una de las más importantes, es alinear esas expectativas con la realidad. Los proyectos requieren tiempo, requieren inversiones, cumplimiento de normas y sometimiento a procesos, y cada uno tiene sus plazos. Nosotros hablamos con hechos, y vamos a ir anunciando a medida que se generen pasos concretos, porque no se puede jugar con la necesidad de la gente.
Hablemos del RIGI. ¿Cómo afectó esto el desarrollo de los proyectos?
Creo que el RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones) apuró a muchas empresas en el ámbito minero a pasar de la etapa de evaluación a la etapa de concreción, queriendo aplicar a ese régimen de incentivo. Eso abrió una ventana. El 40% de los RIGI presentados en el país son de la provincia de San Juan y del ámbito minero. Nosotros, como autoridad provincial, estamos siempre a la expectativa, brindando la documentación y herramientas que las
empresas necesiten para completar su documentación, para no fallar en el tiempo, y esperando que la autoridad nacional se expida lo antes posible.
¿Qué papel juegan las elecciones en todo este proceso? ¿La incertidumbre política demora
algunos proyectos?
No. La gestión es la gestión, y las elecciones forman parte de una campaña electoral. Creo que, por lo menos acá, no tiene repercusión alguna en la gestión diaria. Nosotros, más allá de las elecciones, seguimos trabajando todos los días para que se generen más oportunidades para los sanjuaninos en el ámbito provincial de la minería. Nuestro compromiso es con la gente:
que haya más empleo y que más pymes y proveedores puedan prestar sus servicios, y eso tiene que ver con el arranque de la minería.
¿Cuándo se van a empezar a dar las contrataciones?
Eso ya está pasando. Es un proceso donde ya hay contratos en marcha de acuerdo a la etapa o a la instancia en que está ese proceso. Tenemos proveedores locales participando, hay
trabajadores que se están capacitando y algunos ya han ingresado. Pero cada etapa, por supuesto, demandará más servicio, más logística y más empleo local.
¿Qué es lo que queda por delante?
La provincia de San Juan ha encontrado un nuevo rumbo minero. Hoy la minería en San Juan ya no es un sueño lejano ni una promesa electoral. Tenemos minas de oro en producción, minas de cal, y seis de los 10 proyectos de clase mundial de cobre del país esperando a entrar en producción, cada uno en su etapa. También tenemos un estado provincial que acompaña con firmeza a cada empresa, operadora y proveedor de servicio, y a cada trabajador. Sé que los desafíos existen, como una solución a la discusión que se está dando en torno a los glaciares y a la aprobación de los RIGI que se han aplicado. Nuestra provincia dejó claro que no va a esperar sentada. Vamos a seguir insistiendo en las herramientas que faltan para que estos yacimientos salgan a la luz, mostrando cada día que San Juan está lista para ser protagonista.

