En una zona de profunda quebrada y de gran complejidad geográfica se levanta el puente curvo, una construcción asombrosa de 75 metros de extensión y 18 metros de alto que permite el ingreso al túnel 7 de de la Ruta 150. Es el segundo puente de los seis que integran la nueva traza y para materializarlo los ingenieros tuvieron que sortear grandes obstáculos geográficos y de diseño. Uno de los grandes desafíos fue determinar si la falla geológica que apareció luego de la voladura de la montaña, donde se asienta el segundo estribo del puente, iba a ser capaz de resistir el peso de la mega estructura de hormigón armado y el posterior paso de los vehículos. Para ello, fue necesario realizar durante más de un año un gran número de estudios geológicos, topográficos e ingenieriles que finalmente confirmaron que la falla era pasiva (no estaba sometida a movimiento) y que la roca integrante estaba colmatada de tal manera que permitiría soportar las fuerzas que se ejercerían posteriormente sobre ella.

Pero este no fue el único reto que implicó el levantamiento del puente curvo. Como su nombre lo indica, la traza de la ruta que avanza sobre una pronunciada quebrada por donde pasa el río obligaba a que la estructura tuviera necesariamente una inclinación (hiciese una curva) para poder ingresar al túnel al cual está vinculado. Para conseguir la inclinación o peralte del 6% que actualmente posee el puente, se debieron instalar los pilotes de apoyo de manera escalonada en el lecho del río. Es decir, que cada uno de ellos tiene un largo diferente, lo que se traduce en que el tablero (zona de paso de vehículos) forme una parábola previa al ingreso del corredor subterráneo.

La enorme estructura que se levanta entre las montañas posee 10,70 metros de ancho entre sus barandas, incluyendo un veredín perimetral de 80 centímetros que permite la circulación a pié a través del mismo. Debajo de los veredines existen dos ductos que pueden ser utilizados a futuro en caso de colocación de luminarias o extensión de una línea de fibra óptica. La construcción se inició en 2010 y demandó dos años y medio para ejecutarse, siendo la etapa de hormigonado la que más mano de obra necesitó con la afectación directa de 50 personas.