La empresa estadounidense ACS Transportation Solutions se mostró interesada en hacerse cargo del peaje de la ruta que va a Chile por el paso de Agua Negra, una vez que el túnel de baja altura esté construido. El contacto lo hicieron el vicegobernador, Rubén Uñac, y el ministro de Producción, Raúl Benítez, cuando viajaron al país del Norte en misión comercial. Ahora, en el gobierno quieren invitar a los directivos a la provincia.
"Le interesó en involucrarse en Agua Negra", contó entusiasmado Uñac. La expectativa de la empresa estadounidense pasa, no por invertir en la construcción del túnel, sino por las obras logísticas y viales que hay que hacer en forma complementaria y en explotar el peaje. Es decir, lo que Argentina y Chile acordarán cobrarle a los vehículos particulares y de carga por ocupar la ruta internacional.
El peaje es una de las patas clave que le asegura rentabilidad a la obra. Todavía no se sabe si la empresa que se haga cargo de cobrar será la misma que tendrá la concesión del puerto de Coquimbo, donde desemboca al Corredor Bioceánico que une Brasil con Chile. La otra alternativa que se baraja en ambos lados de la cordillera es que sean dos firmas distintas. Lo va a definir el ente binacional que se armó.
Uñac y Benítez se reunieron con el vicepresidente de la compañía, Ken Dodd. Según Uñac, "preguntó mucho por Agua Negra, porque se dedican a las obras viales y a los peajes especialmente". La empresa cuenta con un capital de 7 mil millones de dólares, es subsidiaria de Xerox y posee un 20 por ciento de los peajes de las rutas de EEUU y el 40 por ciento de los parquímetros del país. Y ya trabaja en Sudamérica, puntualmente en Perú y Colombia.
El contacto ya está en manos de las autoridades del Ministerio de Infraestructura, quienes son los encargados de la búsqueda de inversores. El vicegobernador dijo que a Dodd le adelantaron la voluntad del gobierno giojista de invitarlo para que conozca San Juan.
Mientras tanto, en Infraestructura trabajan a full para cumplir con los plazos que le prometieron al presidente de Brasil. El compromiso fue tener listos los detalles técnicos y el costo estimado de la obra en diciembre, para ver si en enero o febrero se puede lanzar una prelicitación. El apuro es porque Lula Da Silva, que está dispuesto a ayudar con un banco de su país al financiamiento, está por dejar el cargo.

