Al escuchar la propuesta del Gobierno de boca de la comisión negociadora, los policías y familiares que se reunieron en la puerta del Comando Radioeléctrico, a modo de asamblea, estallaron de alegría. La oferta oficial cubría sus expectativas y lo demostraron a puro festejo. Hubo aplausos, cantos y gritos ensordecedores, abrazos cargados de felicidad, se cantó el himno nacional a viva voz y hasta hubo una chaya generalizada con el agua de una autobomba de Bomberos. De esa forma, cerca de las 17.30 de ayer, culminaba el conflicto y todos los uniformados que estaban presentes en la reunión regresaron a sus hogares o a sus puestos de trabajo.

Pero el camino hacia ese resultado final estuvo rodeado de tensión, debido a que en un principio, los policías rechazaron la primera oferta del Ejecutivo y algunos de ellos pidieron recrudecer la protesta, hasta el extremo de solicitar que se “liberen zonas” o “parar los patrullajes y recorridas”. Sin embargo, la prudencia prevaleció hasta que se llegó al acuerdo.

La sede del Comando Radioeléctrico, ubicado en Trinidad, se convirtió en la sede del reclamo de los uniformados desde el viernes, cuando se desató el conflicto. Hasta ese lugar llegaron policías de distintas dependencias, como de algunas motorizadas, de la Guardia de Infantería y de comisarías que, según manifestaron, estaban de franco o habían terminado con sus servicios.

El grupo de manifestantes se mostró molesto luego de escuchar la primera propuesta del Gobierno que informó la comisión negociadora, que estuvo encabezada por el comisario retirado Juan Carlos Turón, en la que también estaba el abogado Fernando Verdeguer, policías jubilados y en actividad, y familiares de uniformados, más la participación del defensor del Pueblo, Julio César Orihuela. El rechazo se debió a que los policías entendían que, a pesar de un aumento del 15 por ciento en los adicionales, no había un incremento en su salario y que iban a seguir recargados de trabajo. Así se generó una contrapropuesta que condujo al último ofrecimiento del Ejecutivo, que fue el que finalmente selló el acuerdo y desató los festejos.