Cuando el trabajo en el banco Nación se volvió cada vez más demandante y estresante, y la salud comenzó a deteriorarse, Viviana Sayegh, se dio cuenta que había llegado el momento de ‘’dar una vuelta de hoja’’. Es que entraba a las 7 de la mañana y salía de trabajar 11 o 12 horas después y casi no compartía la vida familiar con su marido Marcelo y sus dos hijos, Sergio y Claudio. Tras superar una enfermedad y la muerte de su madre, Viviana decidió dejar el trabajo hasta recuperarse, y como terapia volvió a hacer lo que tanto placer le daba y que prácticamente había abandonado en todos esos años: comenzó a hornear exquisiteces dulces, recuperando las viejas recetas de mamá. Empezó hace dos años haciendo las magdalenas y las galletas de avena de la infancia para su familia, pero no tardó en recibir una gran variedad de pedidos de parte de los vecinos que le hacían encargos en la carnicería o verdulería del barrio; y eso la incentivó a incrementar sus creaciones y servicios. Así, al año siguiente, en el 2012; surgió Dulzuras de Mami (en honor a su mamá Marta), un emprendimiento de pastelería artesanal en el barrio Frondizi, que hoy constituye un sostén económico importante para la familia, en el que también colaboran sus dos hijos adolescentes en los ratos libres que les deja la facultad. La demanda la animó a abrir su local propio, y la casa prefabricada del fondo donde ella vivió con su familia mientras su madre ocupaba la casa del barrio- se convirtió en el negocio de repostería. ‘’Mi marido y mis hijos se encargaron de hacer los muebles y pintarlos, yo me ocupé de las cortinas de lienzo con motivos de cocina, todo decorado en colores amarillos’’, contó la mujer. ‘’Hago budines, tortas, alfajorcitos, muffins, tartas, borrachitos o el budín de pan, y también postres árabes; todo lo que se le ocurra al cliente. Y también me ocupo del armado de mesas de dulces para reuniones sociales, cumpleaños y casamientos, además de la clásica torta del festejo’’, destacó la mujer. Viviana recuerda que empezó con muchas ganas, una batidora y una cocina. ‘’Hoy tengo una batidora y un horno grande e incorporamos una vitrina para los productos de exposición’’. En la casita del fondo Viviana atiende todos los días, de lunes a sábados de 8,30 a 14 y de 17,30 a 22, y también los domingos a la mañana.