Alejandro Ripani, presidente de Dilexis, que elabora en Albardón las galletitas Tía Maruca, dijo ayer que había conseguido la conformidad de los acreedores necesarios para evitar la quiebra de la firma y así poder mantener los 350 empleos. "Hemos hecho un esfuerzo titánico para mantener este proyecto en marcha", dijo el directivo. En el medio del proceso, fuentes judiciales dieron a conocer que están en proceso de revisión de las conformidades para poder homologar el acuerdo.

En realidad se trata de tres concursos, el de Tía Maruca, controlante de Dilexis, la otra firma con problemas, y el proceso del propio Ripani porque él fue el garante de las deudas contraídas por sus empresas. Todavía no se conoce el monto del pasivo de los tres sectores.

Como sigue ahora el proceso. Una vez que las conformidades terminen de llegar al juzgado, se le correrá vista al síndico, que indicará si las mayorías están obtenidas o no. El juez comercial Javier Vázquez es el que debe controlar la formalidad de las mayorías, y sacará o no una resolución en la que establece si hay acuerdo. Luego hay 5 días para que los acreedores interesados impugnen o no el proceso, según lo contempla la Ley de Quiebras. Recién entonces se podrá homologar el acuerdo.

Lo que Ripani debía conseguir y afirma que lo logró era la mayoría absoluta de acreedores que representen las 2/3 partes del pasivo del concurso, en otras palabras, el 67% de la mayoría de los acreedores.

Las tres partes, Tía Maruca, Dilexis y el propio Ripani, tuvieron que solicitar un concurso preventivo de acreedores en noviembre del 2019 en un intento por reestructurar sus deudas y continuar trabajando. Por aquel entonces se hablaba de una deuda superior a los 300 millones de pesos. Y que tenía origen en que la empresa estaba muy complicada financieramente y la opción que le quedaba para seguir operando era llamar a los acreedores para renegociar las deudas, entre ellas con los proveedores.

El problema había sido que en el 2017, cuando la adquirió Ripani, parte de la inversión fue a través de deuda tomada en dólares, pero después la situación se fue agravando hasta llegar a un estado en el que la empresa se encontraba facturando en pesos y con obligaciones en otra moneda.

El panorama tampoco mejoró con la pandemia y con las dificultades para mantener la fábrica funcionando. Menos ayudó en los últimos meses la invasión de Rusia a Ucrania, que dificultó que la fábrica pudiera conseguir con regularidad sus materias primas, como harina y aceite.

"Estamos en un contexto muy difícil, pero recién ahora podemos hablar de que este negocio sea próspero de una vez por todas", sostuvo Ripani. En sus planes está la idea de "seguir trabajando para que la empresa salga adelante, aunque con dificultades. Hay problemas de abastecimiento. Incluso estamos exportando algo, pero el tipo de cambio no es el más beneficioso".

En este contexto, el ministro de la Producción, Ariel Lucero, manifestó que "estamos a disposición de todas las empresas que puedan tener problemas y Dilexis es una de ellas. La prioridad es siempre mantener las fuentes laborales".

Un impedimento para lograr la conformidad de los acreedores era una deuda hipotecaria con el Banco San Juan. "Esa deuda ya no está en manos del banco, la hemos renegociado", manifestó Ripani.

El empresario compró la fábrica en marzo de 2017 a la multinacional Pepsico. El hombre de negocios estuvo batallando con gran dificultad para mantener la firma funcionando hasta que en noviembre del 2019, agobiado por las deudas, pidió el concurso de acreedores.

Objetivo

67 Es el porcentaje de los acreedores que debía conseguir el empresario Ripani para que dieran su conformidad en el marco del concurso preventivo y así evitar la quiebra.