Ignacio Efrain Ruarte (61) se hizo mimbrero por necesidad: A los 16 años, cuando no habían plásticos para las canastas de las damajuanas de vino, él con otros jóvenes aprendieron el oficio para ganarse la vida. Con los años el progreso desplazó ese oficio y él entró a trabajar en la administración pública, pero en 1995 pidió el retiro voluntario y se dedicó de lleno a la mimbrería que nunca abandonó. Hoy, con la fama de hacer las mejores canastas y muebles de mimbre, su negocio en Chimbas está siempre lleno de trabajo. ‘‘Sigo haciendo cestos para damajuanas, para las bodegas Hagman y Cooperativa de Caucete. También le vendo canastas navideñas a Mauri y Hebilla Hermanos’’, cuenta. Ruarte y su familia viven de trabajar el mimbre que compran en atados de 10 o 20 kilos en la zona productora de El Tigre, o en Mendoza, proveniente de Chile. Y realiza desde moisés y canastas chicas, pasando por bolsos materos, muebles para ropa y hasta bandejas y cuchas para el perro. Sus productos se encuentran en todas las ferias de empredimiento social que realiza el Ministerio de Desarrollo Humano, el cual también le otorgó en el 2008 un subsidio de $8 mil que le permitió comprar algunas maquinarias. Su orgullo es una máquina mimbrera que tiene 100 años y que él nunca maneja con el motor, sino manual. Ahora, está tras un crédito para comprar herramientas más caras porque quiere hacer sillas y juegos de livings. Ruarte cuenta con la ayuda incondicional de su mujer, María Antonia; y de 2 de los hijos que aprendieron el oficios, María Eugenia y Sergio Ignacio.
El experto en el arte de trenzar el mimbre
Artesanías de Chimbas: Ignacio Ruarte realiza bandejas, cestos, cuchas, bolsos materos y muebles chicos en su taller.

