En Europa se espera una reducción paulatina del viñedo, pero a un ritmo menor que en el pasado: -0,7% anual hasta el 2030 frente al -1% de los años anteriores.

 

En un reciente informe de la Unión Europea sobre proyecciones anuales de la evolución de la agricultura europea hasta 2030, se ofrecen una serie de tendencias sobre el vino europeo. Se prevé que el sector se mantenga en equilibrio sin una variación significativa de stocks. El consumo de vino será estable, habrá mayores exportaciones y un ligero aumento de las importaciones. Y finalmente, se prevé una producción a la baja, por no compensar los mayores rendimientos la reducción paulatina de viñedo en Europa. La Comisión Europea hace una serie de predicciones e incluye por segundo año consecutivo, junto con el aceite de oliva, las frutas y hortalizas, el vino en su informe de proyecciones presentado recientemente bajo el titulo: “EU agricultural outlook for the EU agricultural markets and income 2017-2030” y publicado en el portal Tencovino. En la elaboración de dicho informe ha colaborado el Oemv en la parte correspondiente al consumo de vino, como principal experto europeo en la materia. Se destaca que con 160 millones de hl, la UE es el primer productor mundial en vino, representando más del 60% de la producción mundial en 2016. En concreto tres estados miembros (Italia, Francia y España) representan más del 80% de esta producción. Los países de la UE son los mayores consumidores de vinos de la UE (130 millones de hl), y cinco estados representan más del 70% de este consumo (Francia, Italia, España, Alemania y Reino Unido).

Italia, Francia y España representan el 80% de la producción mundial.

La cosecha en 2017 ha sido excepcionalmente baja debido a las condiciones climáticas y no representa un año de vino “normal”, por lo tanto han decidido no usarlo para derivar tendencias futuras. En dicho informe, concretamente en la parte que corresponde al vino europeo, plantean varias hipótesis que pueden condicionar la evolución de este producto, como que prosigan las recientes tendencias en el sector del vino relativas a una estabilización del consumo y un incremento de la exportación para dar acomodo a la producción vitivinícola comunitaria. Las claves que identifican desde la Unión Europea y que recoge el Observatorio Español del Mercado del Vino (Oemv), a continuación.

 

 

CLAVES

 

1. Estabilización del consumo: Se mantiene un suave descenso del consumo per cápita en Europa, pese a los síntomas de cierta recuperación en algunos países hasta una media de 25 litros por persona y año en 2030 que, unidos a un pequeño aumento de la población, pueden suponer una gran estabilidad en el consumo interno.

 

2. Caída algo mayor de “otros usos” nacionales: El total disminuirá debido a una reducción de otros usos de la producción vinificada, como la destilación o la producción de vinagre y vermut.

3. Aumento de las exportaciones europeas a terceros países: Un incremento (1,7% anual) hasta alcanzar los 27 millones de hectolitros, con unas exportaciones lideradas por una mayor demanda de vinos embotellados tanto tranquilos como espumosos, que llegarán a representar el 71% y el 13% respectivamente del total de las exportaciones en 2030, frente al descenso relativo del vino a granel que pasará del 17% al 13% en este periodo 6. Ligero aumento de las importaciones

4. Reducción paulatina del viñedo en Europa: Se espera que se mantenga la reducción paulatina del viñedo en Europa pero a un ritmo menor que en el pasado (-0,7% anual hasta el 2030 frente al -1% de los años anteriores).

El motivo es el arranque importante de viñedo no compensado por las nuevas plantaciones, que se realizarán mayoritariamente bajo la protección de alguna indicación geográfica.

5. Mayores rendimientos, aunque se prevé una ligera caída de la producción global europea:

Sobre esta menor superficie de viñedo, sin embargo, se esperan mayores rendimientos medios (a ritmo del 0,5% anual hasta los 57,6 hl/ha en 2030) con mayor concentración de producciones en zonas más productivas y pese a las limitaciones de rendimientos en indicaciones geográficas. Pero el aumento de rendimiento no se cree que pueda compensar suficientemente la pérdida de viñedo, así que se prevé que la producción global europea mantenga su ligera caída del 0,2% de media anual (más suave que la del período 23005-15 que fue del -0,5%) hasta 2030.

6. Ligero aumento de las importaciones: Las importaciones se espera que aumenten, 0,8% anual. Además vaticinan que cobren mayor protagonismo las realizadas a granel, que podrían alcanzar el 70% del total frente al 63% actual.

Con estas hipótesis, se confía en que el sector se mantenga en equilibrio a lo largo de los próximos años, sin una variación significativa de stocks.

A pesar de todas estas predicciones sobre el vino europeo, desde los propios servicios de la Comisión consideran que a tan largo plazo este no deja de ser un ejercicio teórico, que difícilmente se podrá cumplir. Pero sirve para poner encima de la mesa las principales tendencias posibles a nivel mundial, compararlas con las tendencias del pasado y anticipar posibles desequilibrios.

 

España sigue liderando como el primer viñedo mundial en superficie   

 

La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) ha presentado su informe anual sobre la situación del sector vitivinícola en 2016. Así hemos sabido que la producción mundial de vino en el último ejercicio ha sido de 267 millones de hectolitros, un 3% menos que en 2015, y que el consumo global se ha situado en los 242 millones de hectolitros. Respecto a la superficie vitícola mundial, esta se ha cifrado en 7,5 millones de hectáreas, con España a la cabeza con casi un millón de hectáreas cultivadas.

España sigue a la cabeza de las superficies cultivadas con casi un millón de hectáreas, por delante de China (0,85 millones de hectáreas) y Francia (0,79 millones de hectáreas)

El director general de la OIV, Jean-Marie Aurand, ha dado a conocer, un año más, los principales hitos de la industria vitivinícola internacional en 2016. Uno de ellos fue la estabilidad en la superficie vitícola mundial, ya que esta solo se habría incrementado en 1.000 hectáreas respecto a 2015, alcanzando los 7,5 millones de hectáreas. Si nos fijamos solo en la Europa comunitaria, la superficie dedicada al viñedo en 2016 ha sido de 3,3 millones de hectáreas, lo que supone una disminución de 26.000 hectáreas entre 2014 y 2015.

Por países, los datos más recientes indican una tendencia a la estabilización de las superficies globales de viñedo en España (975.000 hectáreas), Francia (785.000 hectáreas), Rumanía (191.000 hectáreas) y Alemania (102.000 hectáreas). La superficie de viñedo de Portugal (195.000 hectáreas) y Grecia (105.000 hectáreas) vuelve a disminuir, mientras que la de Italia se recupera (690.000 hectáreas) y alcanza los niveles de 2014.

En cuanto a la superficie de viñedo fuera de Europa, se mantiene estable en 2016 en los 3,5 millones de hectáreas. En China, la superficie sigue aumentando hasta las 847.000 hectáreas (+17.000 ha), siendo el gigante asiático el país donde más crece el viñedo en el mundo. En el lado contrario, Turquía reduce su viñedo en la misma cantidad (-17.000 ha), hasta las 480.000 hectáreas. En cuanto al continente americano, no registra variaciones significativas en su superficie de viñedo, al igual que Oceanía.

Por su parte, la superficie plantada de vid en Sudáfrica (130.000 hectáreas), que viene disminuyendo lentamente desde 2012, no parece registrar una disminución importante en 2016.

La producción mundial de vino (excluidos zumos y mostos) alcanza los 267 millones de hectolitros en 2016, el 3% menos en relación al ejercicio anterior, de los cuales 162 millones habrían sido producidos por países comunitarios. No en vano, Italia, con 50,9 millones de hectolitros, sigue siendo el primer productor mundial de vino, seguido por Francia (43,5 millones de hectolitros) y España (39,3 millones de hectolitros).

Fuera de la Unión Europea, Estados Unidos alcanzaría una producción de 23,9 millones de hectolitros, un 10% superior a la de 2015. En América del Sur, la producción de Argentina, Chile y Brasil, según recoge la OIV, cae de forma destacada como consecuencia de El Niño.