Mucha expectativa se ha generado en la industria, por los anuncios del INV sobre el ajuste del segundo pronóstico de cosecha para la nueva temporada. Es que el próximo jueves en la mesa oval del organismo y en función del volumen esperado, se van a dilucidar varios temas inconclusos que por ahora son incógnita y mantienen expectantes a todos los actores: cantidad y precio estimativo de las uvas, color y grado alcohólico, entre otras. En función de las cifras, es poco probable que los gobiernos de San Juan y Mendoza modifiquen la política de apostar todo a la elaboración de 150 mil toneladas de mosto para abastecer un mercado mundial, demandante y con buenos precios. Se supone así que mantendrán el porcentaje del 30% de uva destinada a mosto que firmaron ambas provincias y que generó polémica durante enero cuando en una reunión en San Juan el gobernador José Luis Gioja y el presidente del INV Guillermo García amagaron con bajar el porcentaje firmado en el acuerdo.

En los corrillos vitivinícolas no esperan grandes modificaciones en la radiografía final de las cepas. Estiman que a pesar de los focos de enfermedades ocasionadas por las intensas lluvias de enero en algunos viñedos de San Juan y la falta de agua que están sufriendo las plantas en algunos oasis productivos de Mendoza, se va a mantener el crecimiento del 6% respecto de la cosecha 2009-2010, -el total país podría deparar unos 2.770 millones de kilos-. En el primer acercamiento a la nueva cosecha, el INV calculó que en San Juan se cosechará un 18% más de uvas respecto a la anterior temporada -768 millones de kilos de uvas contra los 652 millones del 2010-, mientras que en Mendoza, la producción de uvas tendrá un incremento de sólo el 2% -1.838 millones de kilos versus los 1.806 millones que se levantaron la vendimia pasada-. Por lo pronto, el Ejecutivo mendocino decidió no esperar al segundo pronóstico y ya lanzó el operativo de compra de uva para mosto a pequeños productores, la línea para cosecha y acarreo y el llamado a las bodegas para elaborar el jugo de uva.

El otro tema clave de la semana es la reunión paritaria que mantendrán los empresarios y los dirigentes de FOEVA pasado mañana, para negociar las nuevas remuneraciones de los obreros de viña y bodega, junto con el precio de la gamela. Es un asunto que viene de tires y aflojes desde hace varias semanas. Si bien preocupa que a esta altura todavía no haya definiciones, aún continúa el abismo entre lo pedido por el sindicato ($3.400 de básico a partir de marzo, una "asignación no remunerativa" o premio de 1.000 por única vez, retroactiva a diciembre de 2010 y un doble aguinaldo para ambas categorías a pagar en diciembre de 2011). El sector empresario sondea un incremento entre el 18 y 20%, lejos, claro, de las pretensiones de operarios de viñas y bodegas. Sin embargo, hay atisbos de acuerdo: Al menos así se insinuó el pasado fin de semana. Desde el comienzo de la recolección de las uvas más tempraneras, los productores dueños de las viñas se lamentan de que no consiguen cosechadores, "porque aún no se ha reglamentado la disposición que deja a salvo la asignación familiar por hijo al cosechador temporario". Es que los obreros ocasionales, ante el riesgo de perder la asignación de todo el año, son remisos a "blanquear" su trabajo temporario en la viña.

Por otra vía siguen las discusiones en torno a la pretensión de sectores bodegueros de bajar las exigencias del color de los tintos a 400 unidades. Un importante dirigente del sector aseguró que "el color no favorece a la calidad de los caldos como argumentan desde el INV. Esta situación la vivimos la temporada pasada cuando ante la baja cosecha, se utilizaron uvas tintoreras para teñir los blancos y también uvas que no son viníferas, lo que generó que el Instituto tuviera que salir rápidamente con una resolución para regular estos temas que perjudican a la industria", advertía.

Plantean volver a un control de trazabilidad del producto o un mayor control de volumen, pero sin costos para las bodegas.