Es la tensa expectativa de cada diciembre, antes de las campanas de la Noche Buena. Los actores del Oeste vitivinícola esperan muy atentos las primeras estimaciones del pronóstico de cosecha que el INV ha prometido anunciar el próximo viernes. Mientras, la maduración de los nuevos racimos continúa a buen ritmo en las cepas. En la mirada global, los especialistas ven venir una cosecha ‘normal‘, salvo, claro, que la naturaleza juegue alguna carta perdedora y la cantidad y la calidad de las uvas del vino termine resentida. O sea, calculan una vendimia de características ‘similares‘ a la anterior o, al menos, un poco por debajo de los 2.800 millones de kilos del 2011. Insisten que en general vienen racimos de ‘buena calidad y sanidad‘.

De todas maneras, a la hora de hacer el análisis fino, son más cautos. Están atentos y miran con algún recelo cómo los fenómenos climáticos golpearon durante el año vegetativo algunas zonas productivas de San Juan y Mendoza. En el departamento de Junín -en el oasis Este mendocino - las últimas dos tormentas graniceras de fines de noviembre, causaron pérdidas que se estiman rondarían el millón de quintales-. Mientras que en San Juan, los técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, ya advirtieron que en 5 departamentos de la provincia -25 de Mayo, Pocito, Sarmiento, Angaco y Zonda-, los bruscos cambios de temperatura durante abril y septiembre -episodios de heladas tardías y calores sofocantes- han impactado de lleno en el desarrollo de las vides, especialmente en las plantas jóvenes.

Desde el Sur mendocino, y como consecuencia de la vista presidencial a San Rafael, el titular del INV Guillermo García, aprovechó el viaje y recorrió junto a los técnicos del Instituto, algunos viñedos de esa zona productiva. Se encontró con que hay cepas que están menos cargadas, con menos uvas que lo normal, ‘lo que provocará, admitió, una disminución del rendimiento por hectárea, fundamentalmente en el sector de uvas criollas‘.

El funcionario estimó que ese fenómeno se ha repetido en San Juan y Mendoza, como consecuencia del intenso Zonda de los meses de octubre y noviembre. José Spisso, enólogo jefe la bodega O Fournier, explicó que el fenómeno del Zonda con fuertes ráfagas de arena y viento caliente, estresó y deshidrató a la planta y afectó brotes y hojas. El enólogo explicó que ‘varios de los brotes tiernos que quedaron en el piso, tenían racimos en prefloración‘, concluyó. Por otro lado, Guillermo García, hizo especial referencia a la disponibilidad del agua para riego en los distintos oasis productivos y llamó a ‘ser lo más eficiente que se pueda en el uso del recurso, porque ahí está la clave de los números que arroje la próxima cosecha‘.